jueves, diciembre 13, 2007

La historia la cuentan los vencedores

Una entrevista que me encontré hace algunos días en El Periódico de Cataluña y que me recordó un ensayo de William Ospina que plantea que mientras los españoles se aterraban que los indios adoraran al sol o a la luna, los indios se asombrarían que los españoles adoraran a una cruz de madera. Uno podrá estar de acuerdo o no, pero no se puede negar que es una idea provocadora...
Hasta la próxima!

omchamat
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"Un azteca vería salvaje al europeo"

--El protagonista de su libro, Quetza, llega a Europa antes que Colón a América. Póngame en sus ojos.
--Al llegar a España, a lo lejos habría visto una columna de humo y olería a carne asada. Habría pensado en comida, pero era la Inquisición quemando herejes. Vería los templos religiosos presididos por un hombre clavado en una cruz, un canto a la tortura. Y vería a los fieles simulando beber la sangre de su dios.

--¿Qué habría pensado?
--Que había llegado a una tierra de caníbales. Un azteca habría visto salvaje a un europeo. No es tan extraño, siempre tendemos a encontrar salvaje al desconocido.

--Lo que Quetza había dejado en América no era muy alentador.
--Sin duda. Salvajes y civilizados había a ambos lados del Atlántico. Quetza se pronuncia contra los sacrificios humanos de los aztecas y el poder despótico de sus monarcas. Mi personaje se parece más a un hombre del Renacimiento italiano.

--Habrá quien busque en su libro una mirada vengativa.
--Nada más alejado de mi intención. El libro pretende poner un espejo y mostrar cómo habría sido la historia si hubiese ocurrido al revés. Quetza también tiene un encuentro con la reina Isabel, como hizo Hernán Cortés cuando llegó a Tenochtitlan y se maravilló con lo que encontró.

--¿Qué resultado da el juego de especular?
--Que en realidad no éramos tan diferentes. Los barcos que llegaron a América venían cargados de contradicciones. No es cierto que el civilizado arribara para salvar al salvaje.

--¿Ese viaje previo americano habría sido posible técnicamente ?
--Sí. Los aztecas habían hecho mapas del cielo que les daban que la Tierra era redonda antes de Copérnico. Tenían una tecnología avanzada. Pero, ¡ay!, desconocían la rueda.

viernes, diciembre 07, 2007

Tres "sobre.."

Sobre las cien entradas: Esta entrada es la número cien de este blog así que este ejercicio de pelearme con las palabras que están encerradas en una cárcel de letras, como escuché hace poco, ha sido mucho más largo de lo que esperaba y creo (y espero!) que va a durar al menos un buen tiempo más, pues aún no dejan de surgir muchas preguntas y afortunadamente pocas respuestas.

Sobre regalos: Desde hace poco más de un mes asisto a un espacio donde en un espacio del más absoluto respeto por la opinión de los otros y desde una visión no de expertos, sino de sinceros interesados se plantean puntos de vista sobre los más diversos temas: desde la concepción del tiempo hasta la música pasando por la interculturalidad. Estas reuniones tienen una característica muy particular y es que sus sesiones quincenales terminan a medianoche en punto, ni un minuto antes ni un minuto después. En este espacio la semana pasada me llevé una muy grata sorpresa, que la considero como un regalo para conmemorar la entrada número cien de este blog: después de una intervención muy interesante sobre la paz e interculturalidad, por sorpresa, se leyó una reciente entrada de este blog: "¿a quien le pertenece mi tiempo?". El nivel de las intervenciones recientes han sido, según mi parecer, de la más alta calidad, y poner una pregunta que me hice al lado de esas otras lecturas de verdad que me alegra.

Sobre paz e interculturalidad: Dentro de una semana viajo a esa Colombia real. Ya llevo más de un año sin vivirla pero sin dejar de sentirla. Ahora voy a ver como esta vivencia como persona inter/multi-cultural me ha cambiado mi visión de las cosas. Siempre he tenido la pregunta sobre que tanto la distancia física que me separa de esa Colombia real tergiversa mi percepción de las cosas, especialmente en lo que se refiere a la Paz y de lo que allí pasa. La Colombia que yo siento y conozco se parece cada vez más a una Colombia de "segunda mano", una Colombia que ya ha sido analizada, descrita y muchas veces interpretada por los medios de comunicación. Vamos a ver como es esa Colombia de "primera mano". Vamos a ver como esa paz tan promocionada la siento desde mi experiencia intercultural. Por ese motivo este blog se actualizará de manera más esporádica durante estas semanas.

miércoles, noviembre 28, 2007

Extraño Colombia (Noticias de mi país V)

Uno lee los titulares de dos medios de comunicación de Colombia, no importa el día, y es difícil no pensar que Colombia esta realmente jodido. Sin embargo, aparecemos, de nuevo, dentro de los países más felices del mundo. Yo sinceramente estoy tan de acuerdo con lo primero como con lo segundo. Extraño a esa Colombia jodida, con ganas de salir adelante con una sonrisa en la mayoría de las veces, pero en otras con un aire de desesperanza en la mirada. Extraño a esa Colombia con casi todos los paisajes que pueden existir desde desiertos hasta nieves (cada vez menos) perpetuas. Extraño la Colombia de la música en todos los sitios, la sonrisa en las personas y la casi infinita bondad de sus campesinos. Extraño el colorido de nuestra piel (y de nuestra ropa). Extraño el caos organizado en el que se vive. Pero no extraño a la Colombia de sus politiqueros que parece que se reencarnaran en versiones cada vez más ignorantes y descaradas que sus predecesores, tampoco extraño a esa Colombia supuestamente perfecta donde ya se sabe quienes son los buenos y quienes los malos y que es la misma Colombia a la que se le olvidaron sus matices y donde quien no está con unos está contra ellos.

Sin embargo a pesar de los titulares, de la visión catastrofista que publican los medios y de los cuales muchas veces me hago eco, no he conocido al primer no-colombiano que haya ido al país y no diga que son muchas más las cosas maravillosas que tiene el país que las malas que salen por los medios. Extraño a la Colombia de verdad y no a la Colombia que me pintan como perfecta.

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Sin quererlo, esta entrada tiene mucho que ver (quizás todo) con una públicada recientemente en los sonidos invisibles. Gracias Ana Maria!

jueves, noviembre 22, 2007

Un respiro (II)

Respiro profundo. Siento como mis pulmones se llenan de aire y lo retengo por unos segundos. Que sensación más extraña. Se me había olvidado lo que se siente.

No sé desde hace cuantos días que no recordaba que mis pulmones se pueden llenar de esta manera, pues mi ritmo de respiración por la rutina del trabajo no me lo pedían. Sentado en una silla frente a este computador, no necesito más que un mínimo de aire para poder sobrevivir. Es como poner un piloto automático que me da lo mínimo para cumplir mis funciones vitales y que me permite poder seguir esta rutina otro día, pero sin embargo un piloto que se le olvida que también hay que vivir.

Esta semana, esta vez si es inevitable, no puedo actualizar el blog como me gustaría. La pregunta sigue en el aire... ¿a quien le pertenece mi tiempo?....

omchamat

domingo, noviembre 11, 2007

Fumando espero, fumando muero

Cada persona es libre de suicidarse como quiera. A fin de cuentas desde que morimos cada cosa que hacemos es con ese único objetivo, postergar o acelerar el viaje hacía donde nace el sol. Nacemos con la muerte pegada a nuestro destino. Morir es nuestro sello de fábrica, nuestra fecha de caducidad, nuestra garantía.
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Nacemos con el derecho de morirnos como nos dé la gana. Que a lo largo de la vida ese derecho sobre nuestra vida lo compartamos con otros para poder vivir, es otro tema. La familia, tu pareja, tus hijos, tus mascotas, incluso, los más arriesgados delegan ese derecho en los bienes materiales, todos ellos son alicientes para postergar lo más posible la inminente muerte. A algunas personas nos gusta tomarnos nuestra dosis de suicidio comiendo comida basura de vez en cuando; otros prefieren meterse una raya de cocaína o inyectarse cualquiera de las drogas disponibles en el mercado; otros se torturan con un pasado lejano que no les permiten disfrutar del presente y mucho menos darse cuenta que a pesar de todo, queda un futuro por delante. Sin embargo creo que los campeones del suicidio personal y colectivo son los fumadores.

Como creo que queda claro del párrafo anterior creo que morirse no es una opción sino algo inevitable y fuera de eso, y por el bien de la humanidad -como lo sugieren Borges y Kundera- morirse es también una obligación moral. Así que como parte de esta época de muchos derechos personales pero pocos deberes consigo mismo, hemos incluido el derecho a suicidarse como a uno se le de la gana. Sin embargo, creo que incluso cuando la muerte es el objetivo, también existen unas reglas que deben mantenerse. Y aquí es donde viene el argumento central de esta entrada: los fumadores, ejerciendo su derecho a suicidarse, están acortando mi vida sin yo haberlo pedido.

Cada cierto tiempo en los medios de comunicación españoles, se agita el derecho de los fumadores a ejercer su lento suicidio en los bares y restaurantes. Según lo que manifiestan los practicantes de esta variante del suicidio, ellos también tienen derecho a tener lugares donde fumar; según les he entendido reclaman "tolerancia" y "derechos del fumador". Totalmente de acuerdo. ¿Pero no deberían también entender que los no fumadores tenemos derecho a respirar un aire sin nicotina? En este sentido aunque pueden sonar radicales estas palabras, no me considero ni siquiera cercano a los extremistas que piden que no se fume ni siquiera en los espacios públicos como los parques, las calles o la playa. Todo en su justa medida. Cuando me refiero a "respirar un aire sin nicotina" estoy pensando en esos espacios semi-públicos como los bares y restaurantes donde debería ser obligatorio prohibir fumar, como ya lo es en países tan similares a España como Italia.

El fumador que se sienta al lado mio a diferencia del alcohólico, que es la comparación más frecuente, con su humo me está convirtiendo en fumador pasivo. El borracho, a no ser que sea de la variante kamikaze -los que se ponen violentos con cuatro copas en su sangre-, en general no modifican mi esperanza de vida por el hecho de estar cerca mio. En cambio el fumador, a pesar de la multitud de noticias sobre lo dañino que también resulta para el fumador pasivo, si altera la forma en que decidí suicidarme. Por eso, y pido disculpas sinceras a mis amigos, familiares y conocidos fumadores, me cuesta ser tolerante y sentirme a gusto cuando entro a un restaurante a disfrutar de un buen plato o una copa de vino, y entre el aroma de la comida se entremezcla el amargo olor (ni siquiera aroma) de la nicotina.

Lo repito, cada persona es libre de suicidarse como quiera. Pero lo único que pido, es que me dejen suicidarme como yo quiera. Dicen que no hay nada más bueno que un cigarrillo después de comer o después de un café. Pero les garantizo que no hay nada más sabroso que salir de un restaurante sin el olor a cigarrillo impregnado en la ropa.

sábado, noviembre 03, 2007

¿A quién le pertenece mi tiempo?

Que el hombre vuelva a capitalizar siglos en vez de capitalizar leguas. Que la vida humana sea más intensa en lugar de ser más extensa.
La Penúltima Versión de la Realidad. Jorge Luis Borges. 2005. Instituto Cervantes, RBA, Barcelona.

Hay días en que me cuesta creer en el sentido humano de la vida misma. Momentos en que la monotonía de mis actos no hace otra cosa que ratificar la irracionalidad de mis motivaciones.
omch

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Primera imagen:
Es un sábado cualquiera, cinco de la tarde. Salgo a caminar y me siento en un parque. Entre los niños que disfrutan de si mismos, me fijo en un par de perros peleando por un juguete que creen les pertenece y que una vez uno de ellos (el más pequeño y ruidoso) logra su posesión, sale corriendo donde su dueña a entregárselo y repetir el ritual. El juguete se lo da a una señora de unos treinta y cinco años vestida para un sábado de descanso: pantalones anchos, camisa de algodón con colores vivos -seguramente entre semana prefiere colores neutros y texturas frías para no llamar la atención en el trabajo-; no parece ni muy adinerada ni muy apurada económicamente. Pero hay algo que hace que me fije en ella de manera especial: una conversación por uno de esos teléfonos de última tecnología que, según la publicidad, te permite conectarte donde quiera que estés (creo que la realidad es que te impide desconectarte donde quiera que estés) y de la cual, por la vehemencia de su gesticulación y el tono de voz que sube momentáneamente, apenas logro captar algunas palabras: "entregas", "urgente", "¿ahora?". Sin duda está tratando de solucionar algún inconveniente en el trabajo. La compadezco.

Segunda imagen:
Esa visita al parque me hizo recordar el cuento de Borges con el cual comienzo esta entrada, donde se propone como principal diferencia entre el ser humano y el resto de la naturaleza es que nosotros podríamos -es una posibilidad- acumular tiempo mientras que las plantas acumulan energía y los otros animales distintos al ser humano, territorio. Cuando Borges dice "acumular tiempo", se refiere a la capacidad que tiene el ser humano para acumular conocimiento: el tiempo materializado en una idea, una tecnología, una palabra o un libro es a lo que se refiere el autor. Cuando los españoles llegaron a América no eran conscientes de este hecho y dieron por sentado que el tiempo, y por lo tanto el conocimiento, de los indígenas no servia para nada y era necesario crear una taula rasa sobre la cual comenzar a escribir la historia.

Tercera imagen:
Sigo sentado en el parque; aunque la señora no ha dejado de hablar por el teléfono, lo sigue haciendo de una manera más tranquila, pero con el ceño mucho más fruncido; los perros no han dejado de correr una y otra vez detrás de "su" juguete; aparece en mi mente Borges y su concepto de acumular tiempo. Sin quererlo se unen esas tres imágenes en una misma pregunta: ¿acaso no estamos actuando como esos perros que luchan por un juguete?.

El ritmo de vida de la actualidad nos condiciona a evitar actuar en contra de lo que nos hace diferentes del resto de seres vivos. Es decir, buscamos que nuestra capacidad de acumular conocimiento, experiencias y en últimas, tiempo, sea reemplazada por nuestra capacidad no-humana de acumular energía (dinero) y espacio (bienes materiales: una casa grande, un viaje al otro lado del planeta que nos permita sentir que el mundo es pequeño). Cada vez luchamos por tener más, con la estúpida ilusión que cuando tengamos lo suficiente (lo cual rara, muy rara vez ocurre) podamos dedicarnos a acumular tiempo. Vivimos empeñados -en el sentido literal y figurado de la palabra*- en comportarnos como animales para ver si algún día podemos comenzar a ser seres humanos. Mantenemos, como los perros del parque, una lucha con nuestro vecino por un juguete que creemos que nos pertenece, pero cuando lo tenemos en nuestro poder, en lugar de poder disfrutarlo, tenemos que entregarlo a su verdadero dueño. Vivimos con la ilusión de pensar que el sábado en la tarde es para nosotros y para aquellos que nos hacen ser seres humanos. Pero mentira, vivimos en función de aquello que nos permite acumular energía y espacio. Por eso creo que en esta zoociedad quien triunfa, quien tiene la jaula más grande, es quien es más animal, no quien más la necesita. El "triunfador" en el mundo de hoy, es quien ha logrado acumular más energía y territorio, no quien es más humano -por supuesto que no me refiero al sentido "humanitario", lo digo en el sentido borgiano de acumular conocimiento y experiencia.

Según mi mínimo conocimiento en antropología cultural, casi todas las tribus que aún existen en el mundo, al igual que sus antepasados, comparten una reverencia y respeto hacia las personas mayores. En esas culturas los mayores son la fuente de sabiduría y conocimiento. Ellos tienen la última palabra, son los que han acumulado la historia de su pueblo. Sin embargo en nuestras zoociedades, estas personas parece que no existieran. El ritmo de vida de hoy necesita animales de reflejos rápidos, no la lentitud de quien ya posee el tiempo. Necesita de energía, no de sabiduría. Necesita materia, no conocimiento. Necesita animales, no personas.

Imagen final:
Sigo en el parque. La señora del teléfono ya ha dejado de hablar y parece más relajada jugando con sus perros. El timbre de su teléfono le vuelve a sonar. Esta vez parece que es algún familiar: su voz se suaviza y sus gestos mucho menos categóricos. Un remedo de sonrisa aparece en su boca (aún hay rastros del disgusto que le dejó la llamada anterior). Entre ladridos de perros y gritos de niños alcanzo a escuchar: "no mamá, no puedo ir a cenar esta noche, me llamaron del trabajo y tengo que pasar por la oficina... si, lo sé, hoy es sábado... ¿que te parece si nos vemos la otra semana?". Mientras observo la mirada perdida de la señora (¿se estará preguntando por el trabajo o por su madre?), uno de sus perros se acerca a mi. Me huele. Suena mi teléfono y el perro sale corriendo asustado. No conozco el número. ¿Será mi jefe?.

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*empeñar: 1. tr. Dejar algo en prenda como garantía del cumplimiento de un compromiso o de la devolución de un préstamo. 6. prnl. Insistir con tesón en algo.
Diccionario de la Real Academia Española.

jueves, noviembre 01, 2007

Lo siento, el presidente de Colombia no me gusta

Lo siento, el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, no me gusta. Incluso algunas veces me da miedo. ¿Por eso soy antiuribista?... no creo. Tampoco me gusta el Partido Comunista y también me darían miedo si llegan al poder, pero no soy anticomunista. Me gustan, respeto y disfruto a las personas que defienden posiciones radicales, pero me dan miedo y evito a los que defienden a ojo cerrado (generalmente también tienen la mente cerrada) las posiciones extremistas.(ver esta entrada).
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Un breve comentario sobre la siguiente entrevista a un político ruso y en la cual no pude evitar hacer paralelos con lo pasa en Colombia:
P. ¿Qué distingue a su Gobierno de los dos posteriores?
R. La diferencia principal es que hasta 2004, Rusia seguía el rumbo de los noventa, cuando se aprobó una constitución que establecía un Estado democrático con economía de mercado, respeto a la propiedad privada y a los derechos humanos. Hubo cosas inacabadas y errores, porque aquí la democracia nunca existió y no acabó de construirse, pero la orientación era correcta y yo creía avanzar con Putin por ese camino. Pero cuando ocurrió la tragedia de Beslán (el secuestro, el 1 de septiembre de 2004, de alumnos y profesores de una escuela en Osetia del Norte que dejó más de 300 víctimas mortales), el presidente, en lugar de reforzar la seguridad ciudadana en respuesta al acto terrorista, aprovechó la situación para cambiar de rumbo. Muchos no valoraron entonces el peligro, pero hoy se ve que hemos retrocedido. No tiene ninguna importancia quién dirige el Gobierno, porque al frente de todo está Putin y él es a la vez presidente y jefe de gobierno. No hay división de poderes. Ni el Gobierno ni el Parlamento funcionan como órganos independientes.
P. ¿Qué móviles rigen la política rusa?
R. Lo que le gusta al presidente.*
Recientemente leí que el principal asesor del presidente colombiano para defender a su jefe de las acusaciones de haber participado en política en las pasadas elecciones -algo en lo que todos los medios de comunicación y de opinión han coincidido en que fue así-, argumentó, entre otras sofismas de distracción, que el presidente “tiene una inteligencia superior”. Desde pequeño siempre he creído que para ser presidente de un país tan complejo como Colombia se necesita una de las siguientes tres características: un ansía de poder inmensa, ser muy ignorante y no saber donde se metía o tener una inteligencia superior y "ver más allá de lo evidente". Generalmente ha sido algo de las dos últimas con mucho de la primera. Sin embargo, ¿que uno de los argumentos para defenderse de un delito sea tener una "inteligencia superior" es válido?, peor aún ¿es serio?

Cuando oigo hablar al defensor del presidente (José Obdulio Gaviria) -es una necesidad vital de mi lado masoquista- siempre me acuerdo de Squealer el personaje de Animal Farm y que mencioné en una entrada anterior.

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*Parte de la entrevista realizada a Mijaíl Kasiánov, ex-jefe de gobierno de Vladimir Putin y publicada en El País de España el pasado domingo 28 de Octubre

martes, octubre 30, 2007

Un pequeño respiro

En el tintero tengo muchos temas para escribir y seguir preguntándome, sin embargo todos esos temas tendrán que esperar una semana. Cuestiones laborales no me dejarán actualizar este espacio por este tiempo... así que aprovecho para tomar un respiro y dar un respiro a los visitantes habituales. Sin embargo, para seguir alimentando los temas que están dando vueltas los invito a opinar al respecto, sé que son muy diferentes y muy amplios, pero bienvenidos sean los comentarios!...

  • La dualidad de esta sociedad que prima el derecho a la queja (hay que quejarse por todo, con o sin argumentos), frente al deber con uno mismo. Primero tengo derecho a quejarme, lo que haga con mi vida es cosa mía.
  • El lenguaje "no sexista": ¿que es más importante, el mensaje o el medio?... ¿es una discusión entre la pasión y lo políticamente correcto?
  • La desaparición de profesiones manuales a causa de la sociedad de consumo en que vivimos.
  • El desconocimiento, ignorancia, desprecio, no se cual de todas, de algunos libros de consumo masivo como "La sombra del viento" que en su primera edición pone a Bogotá "en la lejana Venezuela" y en la edición corregida "en la lejana Bolivia". Si esos son los libros "best-sellers", los que se lee todo el mundo, ¿como puedo esperar que alguien sepa donde queda Colombia?... lo triste es que eso pasa frecuentemente.
  • El mundo de hoy es la eterna discusión entre la cruz (en cualquiera de sus interpretaciones) y el pañuelo (en cualquiera de sus variantes). Los que defienden la cruz, con la vida misma (claro, la vida de los otros), dicen que son más adelantados que los del pañuelo, y yo me pregunto, ¿hay en este mundo algo avanzado?... ¿me pueden dar algún ejemplo?
  • Colombia y Pedro Páramo. ¿La historia de Colombia será contada por sus muertos?
  • ...

Hasta pronto

omchamat

martes, octubre 23, 2007

Todos somos diferentes

Esta entrada es tan solo para comentar algunos hechos recientes en esta Vieja Europa:

La ultraderecha se impone en Suiza y se convierte en la fuerza parlamentaria más potente desde 1919.
Una de las propuestas del partido ganador de esas elecciones -donde los únicos perdedores fueron los inmigrantes- es que si un hijo de inmigrantes comete un delito, toda la familia será expulsada del país. La continua aparición de partidos de este tipo por toda Europa - partidos que parecen más interesados en "partir" la sociedad entre buenos y malos, entre superiores e inferiores, entre blancos y negros, entre iguales y diferentes, que en buscar acuerdos comunes- es difícil de detener: en Francia el alboroto de Le Pen, no se ha acabado; en este mismo país se está debatiendo si en ciertos casos se pide el ADN a los inmigrantes (más allá de la libertad que tienen los países de decidir quien entra y quien no, ¿acaso no es esto asumir que el inmigrante está mintiendo?); la Eurocamara, organismo responsable para legislar para todos los europeos, cuenta con un grupo parlamentario formado por representantes de partidos de ultraderecha de Francia, Inglaterra, Bélgica y Bulgaria, denominado "Identidad, Tradición y Soberanía, (ITS)"; en un plano mucho más local, en las recientes elecciones municipales, en Vic (España) una plataforma política obtuvo 17 regidores, una plataforma que en la cabecera de su página oficial anuncia en grandes letras "controlemos la inmigración". Teniendo este escenario la verdad, y siendo consciente que a mi me afecta esta situación, no entiendo la razón por la cual la sociedad se escandaliza por noticias como la que sigue.

Detenido un joven del Baix Llobregat que agredió a una menor por ser inmigrante.
El joven de 21 años ya fue puesto en libertad con cargos. Este personaje ya tenía antecedentes de robo con violencia pero sigue en la calle. La menor fue agredida, sin duda, por ser inmigrante, pero creo que especialmente por ser diferente. La agredida puede llevar muchos años aquí y estar plenamente integrada (amigos, estudio, comida, idioma...) pero a pesar de eso pero ella siempre será diferente. Somos así de simples, no importa lo que eres si no lo que aparentas. Casos como este ocurren diariamente en Barcelona, Cataluña, España, Rusia... todos los que inmigramos conocemos, ya sea en carne propia, o por medio de una persona cercana, algún caso de agresión física o verbal (que son las más habituales). Todas esas agresiones son sencillamente pequeñas muestras de un sentimiento que recorre a Europa: el miedo a lo diferente.

Algunas veces pienso que que la integración entendida como "todos somos iguales" es una utopía que hay que mantener y alimentar, sin embargo, como una utopía que es, la veo realizable en el mejor de los mundos posibles, y, creo que coincidimos, este no es nuestro caso. Creo que la integración debe ser entendida justo en su punto contrario: "todos somos diferentes". Convivir con el que es igual a mi no tiene mayor dificultad ni significa una sociedad avanzada, tolerante o respetuosa, lo que mide el avance y la tolerancia es saber como se convive con el que es diferente. Deberíamos esforzarnos más en aprender a vivir en un mundo en constante cambio y donde las diferencias es lo único que nos hace iguales. En fin, deberíamos aprender a vivir en el mundo en que vivimos y no en el que creemos vivir. Hasta tanto no aprendamos y enseñemos que este tipo de cosas, idiotas como el que cometió la agresión seguirán por la calle y partidos políticos como el ITS seguirán apareciendo por esta vieja y cansada Europa.

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La imagen que acompaña esta entrada es el cartel promocional del partido suizo que ganó las elecciones. Como nunca antes, una imagen vale más que mil palabras

viernes, octubre 19, 2007

Una mirada hacía atrás

Hace un poco más de un año que comencé a escribir en este blog. Desde la primera entrada hasta el día de hoy, el blog ha recibido (y espero que leído) cerca de 10.000 visitas (en el momento en que escribo esto exactamente 9.971). Ya me acerco a las 100 entradas que han tenido, en total, un poco más de 180 comentarios por parte de los lectores. Los temas han sido bastante variados: la sorpresa de comer caracoles, los nacionalismos, la hipocresía de los medios de comunicación, los biocombustibles, la democracia, o su contraria, la dictadura, la inmigración, discriminación, consumismo, lo que pasa en Colombia, o lo que veo en España... en fin, la variedad es bastante grande -quizás demasiado-, y no sé si eso sea bueno o malo para "cautivar" más visitas, pero como no soy experto en ningún tema, no me quiero casar con ninguno de ellos y sobre todo, porque la intención de este espacio siempre ha sido reflexionar sobre lo que me rodea y la realidad que vivo es inmensamente más compleja. Además, si el objetivo fuera ser "el blog más visitado", es tan simple -somos tan simples- como retomar el tema de la entrada que más visitas ha tenido -sobre los descuartizamientos que han confesado los paramilitares en Colombia y que Gabriel García Márquez los había narrado años atrás, antes que ocurrieran-, que ha hecho que Google, en su buscador de España, la tenga en primer lugar cuando se buscan las siglas NN; también podría incrementar las visitas mencionando fuera de contexto las palabras que han hecho que cuando las personas buscan "fotos de seres humanos de hasta 10 años de edad sin ropa" -espero que se entiendan las reales palabras que utilizaban estas "personas"- encuentren una entrada que no tiene nada que ver con ese tema. El número de visitas no es mi intención cuando escribo, son tan solo una "palmadita en el hombro" para seguir haciéndolo.

Desde el comienzo, este ejercicio ha sido un constante aprendizaje a enfrentarme no solo a las palabras, ellas son tan solo un instrumento, sino algo más complicado -al menos para mí-: poner frente a frente mis ideas y la realidad que me rodea. No sé si lo he hecho bien, pero una reseña de este blog que hace unos días publicó La Vanguardia, me da pistas para entender que no lo hago mal. Sin embargo, a pesar de ser una constante reflexión desde que escribí la primera entrada, no logro saber para que sirve este espacio, si ha servido para algo y algo aún peor, no se porqué lo hago. Sigo sin siquiera sospecharlo, pero en el fondo pienso que no me interesa saber la respuesta, pues escribiendo he descubierto que las preguntas son mucho más interesantes que las respuestas. ¿Acaso la vida misma acaso no es la más grande pregunta a la que nos enfrentamos?... Quizás escribo para crear preguntas, no para resolverlas. No lo sé.

omchamat


PD. Me gustaría poner unas líneas líneas de "agradecimientos", pero espero que las personas y otros espacios como este que me han ayudado a buscar las preguntas que alimentan las entradas, hayan sentido mi gratitud hacía ellas.

viernes, octubre 12, 2007

Hipocresías televisivas

El primer televisor del que logro acordarme es uno en blanco y negro que siempre estuvo en la habitación de mis padres. Tenía dos perillas, una para cambiar de canales y el otro para ajustar el "mítico" UHF, mítico pues nunca pude entender para que servía, sin embargo siempre lo movía por si acaso ocurría algo. El siguiente fue un Zenith mucho más moderno: sus imágenes eran en colores y cuando uno lo apagaba no quedaba un punto blanco y brillante en el centro de la pantalla como ocurría con el anterior. Después de este casi indestructible televisor, vinieron los modernos con control remoto y más canales para ver: la discusión ya no era quien se paraba a cambiar de canal, sino quien tenía en sus manos el control remoto. Sin embargo, a pesar de los cambios de casa el televisor nunca logró salir a las "áreas comunes": la sala o el comedor. Aún hoy, cuando vuelvo a casa, sigue estando en la "habitación del televisor", que, como si fuera un habitante más, había logrado tener su propia habitación, pero sin ser digno de salir de allá.

Recuerdo todo esto sencillamente para explicar la sorpresa que me llevé cuando llegué a España y me encontré con que el televisor, ese miembro de mi familia que siempre estuvo condenado a estar escondido de los invitados, aquí es un invitado a la mesa. Esto lo fui descubriendo en las invitaciones a comer que recibía, donde el televisor siempre estaba encendido mientras comíamos. No importaba si alguien lo veía o no, estaba ahí, diciendo y mostrando cualquier cosa y eso era suficiente. En alguna ocasión cuando pregunté que sitio me correspondía sentarme, la respuesta fue sencilla: "ahí, al lado del televisor". Si, el televisor tenía su espacio en la mesa: en la esquina de la mesa que coincidía con el "mueble del televisor" había un sitio que no podía ser ocupado, era el sitio del televisor. Para mí, al principio fue una alegría, pues cuando yo era niño comer frente al televisor era el mayor premio al que podía aspirar. Así que ahora, después de toda una vida comiendo todos los días frente a las mismas personas, podía, por fin, satisfacer ese gusto.

El concepto de lo bueno y lo malo es tan solo cuestión de costumbres. Para mis padres y abuelos era malo ver televisión mientras se comía: "si come así, no le aprovecha", me dijeron muchas veces. Sin embargo, aquí, una de las cunas de la saludable dieta mediterránea, el televisor es un invitado más. Algo no me cuadraba en todo esto: al final que les tengo que enseñar a mis hijos, ¿el televisor en la mesa es bueno o malo? Me imagino que con el paso del tiempo, y la invasión consentida (y algunas veces necesaria) de todos esos aparatos electrónicos sin los cuales no podemos entender como vivíamos hace tan solo 10 años, ese dilema tiene cada vez menos sentido, pues la mesa del comedor cada vez es menos el lugar de encuentro cotidiano: horarios incompatibles, pereza de encontrarnos con las mismas personas cuando en el chat tenemos tantos desconocidos por conocer... La mesa del comedor cada vez se está quedando más grande, silenciosa y vacía.

Toda esta reflexión tiene su origen en un programa de televisión que ya lleva al menos un mes y medio emitiéndose diariamente en España en horario de máxima audiencia (a la hora de la cena) y a partir del cual creo que me voy a decantar por lo que me decían mis padres: "comer frente al televisor no es bueno". Escenas de Matrimonio, es un programa cuya trama gira en torno a "tres parejas de clase media, de distintas generaciones y residentes en barrios diferentes de la misma ciudad". Según entiendo pretende ser un programa de humor donde los sketches se inspiran en la forma de relacionarse las parejas, algo que en principio puede dar mucho juego y jugo, pero claro, todo depende de como se enfocan los temas. Yo la verdad tan solo hasta hace una semana tuve el valor estomacal de ver un sketch completo y quedé sorprendido por la pobreza del vocabulario utilizado y los constantes gritos entre sus protagonistas. Más que un programa de humor (al menos las risas pregrabadas pretenden que lo sean), parece un manual sobre como maltratar a tu pareja mientras los demás se ríen. Como preparativo de esta vergüenza televisiva, justo antes está el noticiero donde anuncian, al menos una vez a la semana, y con rostros estudiadamente compungidos, la muerte u hospitalización de una mujer debido a las golpizas de su compañero. La noticia la cierran con la típica y vacía declaración de intenciones: "tenemos que parar esta tragedia". Creo que a los responsables de hacer los programas se les olvida que cada vez no solo somos lo que comemos, como se decía antaño, sino también somos lo que vemos; ¿o precisamente no se les olvida y por eso lo hacen?

Cuando veo esos programas, cada vez me convenzo más que mis padres tienen razón: comer frente a la televisión puede producir indigestión.

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Para los que quieran ver algunas de estas vergüenzas en youtube hay colgados varias de estas "perlas".

viernes, octubre 05, 2007

No todo está perdido

Hace algunas semanas, publiqué una entrada en relación a la percepción que se tiene del fenómeno migratorio por parte de un lector de un periódico -por cierto nada de "problema de la inmigración"como se oye frecuentemente; la inmigración es un fenómeno, al igual que el incremento de turistas que también son un fenómeno que incide sobre la realidad urbana- . Hace poco me volví a encontrar una carta en el mismo sentido, pero con un enfoque diferente y que quería compartir en este espacio:

"Hace tres años que mi pareja y yo vivimos en el Raval. Los dos somos arquitectos y decidimos dejar el cómodo Eixample barcelonés [zona central de Barcelona] para vivir en este barrio. Pero lo que no imaginábamos era que cada día sería una aventura.

Vivimos cerca del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), y cuando salgo de casa para ir a trabajar, lo primero que he de hacer es verificar que no haya ningún excremento en el portal (ya sea de perro o humano) para poder seguir mi marcha. De camino al metro paso por delante del Macba, cuya plaza vacía muestra los excesos del botellón de la noche anterior. Doblo la esquina y paso por el lateral del museo, y me encuentro con los orines y losvómitos de los indigentes que duermen en uno de los soportales del museo.

Al volver a casa por la tarde atravieso la misma plaza, esta vez atestada de jóvenes y no tan jóvenes skaters (otra actividad vetada por la normativa cívica de Barcelona) venidos de todas partes de Europa a la cool Barcelona.

Llegar a casa es todo un placer: ruido de mi vecino dj y música que sube por las estrechas calles de la nueva tienda de moda en el barrio. Llamo a la Guardia Urbana y me dice que ellos han estado en casas donde el ruido impide oír a tu interlocutor a un metro de distancia. Dicho esto, se van y no vuelven.

Cuando hablas del Raval, siempre te preguntan por la inmigración. Éste es el menor de los problemas. Paquistaníes, filipinos, etcétera, son los que menos problemas producen en el barrio. Suelen ser gente trabajadora que intentan salir adelante lo mejor que pueden. El verdadero problema de este barrio lo provoca la inmigración de primer nivel (la europea de vuelos low cost), que usa esta ciudad como la sala de fiestas de Europa.

Sinceramente creo que donde reside el verdadero misterio del Raval es en la dejadez de las autoridades municipales a la hora de preservar un barrio histórico situado en el centro de la ciudad."

Fernando Rial, Barcelona.
El País Semanal - Sección cartas de los lectores
Hasta hace unos años, el barrio al que se refiere la carta, era llamado el Barrio Chino. Para evitar alimentar los tópicos, se decidió cambiar el nombre por el Raval. Hoy en día, es uno de los sitios por donde más me gusta caminar: en un mismo andén se encuentra un restaurante de comida catalana abierto en 1929 que aún hoy en día es un sitio de referencia y a 20 metros, una mezquita. Cruzando la calle está la futura filmoteca de Catalunya cuyo frente da a la rambla del barrio y a uno de sus símbolos: un gato de Botero. Una rambla que, intuyo, concentra la mayor densidad de venta de shawarma de toda la ciudad y para mí, el mejor restaurante de comida hindú. Todo el barrio es un verdadero placer para los sentidos: una calle donde muchas mujeres ejercen la prostitución, un hotel de diseño, una peluquería para marroquíes, una discoteca latina, uno de los centros de enfermedades tropicales más importantes de España y una de las plazas más silenciosas y románticas de la ciudad, se encuentran en un radio de 200 metros. Los que han vivido en esta ciudad toda su vida, dicen que es un barrio peligroso, yo lo encuentro más que peligroso, delicioso.

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Después de volver a leer la carta tengo la sensación que en lo que se refiere a los tópicos que se manejan en torno a los inmigrantes, no todo está perdido. Queda mucho recorrido por delante, pero ahí está la semilla, lo que tenemos que hacer es alimentarla.

lunes, octubre 01, 2007

La verdad es asunto de mayorías, es pura estadística

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbres, en un mundo donde lo único constante es el constante cambio. Todo cambia, todo fluye; como lo dijeron en la antigüedad: nunca te meterás en el mismo río. Cambiamos para poder seguir siendo los mismos. Sin embargo, no podemos aceptar que lo que somos es tan solo ese recuerdo de lo que hemos sido. Nuestro futuro es tan solo proyección de nuestro pasado; ¿el presente?... una ilusión que nada tiene que ver con lo que creemos ser.

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Vivimos en un mundo donde las probabilidades marcan nuestro devenir. La medicina no es una ciencia, es asunto de probabilidades: lo que le sirve a una persona, puede, tan solo puede, servirle a otra: "vamos a probar a ver como le va con esta medicación", como he oído miles de veces. La verdad es asunto de mayorías, es pura estadística: entre más personas digan lo mismo, mayor probabilidad que cualquier mentira se vuelva verdad.

Tenemos miedo a todo aquello que se mueve en la zona "gris" de nuestro espectro. Nos aterra la ambigüedad, lo indefinido, lo que no podemos clasificar con toda certeza. Como un juego de niños, tenemos en nuestra mente una plantilla de diferentes formas y colores y unas figuras con esas mismas formas y colores: un cubo rojo, va en el cuadrado rojo; una esfera verde, va en el círculo verde... Pensamos que el mundo es tan solo eso: figuras que deben encajar en nuestra plantilla de colores. El cubo gris no puede caber en el cuadrado rojo: rojo y gris no es lo mismo. No, no importa que la forma coincida. Lo rojo es para lo rojo y lo gris es para lo gris.

Tenemos miedo a equivocarnos, pero el equivocarse es el complemento de los aciertos. No hay aciertos sin equivocaciones, ni tampoco lo contrario. Tenemos miedo a ilusionarnos con posibilidades, olvidando que la vida es tan solo un cúmulo de posibilidades. Quizás lo que nos ocurre es que tenemos miedo de vivir. Se nos olvida que la equivocación y el éxito son tan solo probabilidades de cada una de nuestras acciones. No hay éxito asegurado ni fracaso inevitable. Quien no quiera fracasar, que no haga nada. Quizás así se disminuyen las probabilidades de equivocarse, pero también las de acertar. Aquellos que se paralizan ante las posibilidades y abrazan las certezas, parece que dijeran: "huye del riesgo. La vida es para triunfar, no para vivir".

¿Certezas? La única que existe es que desde que nacemos comenzamos a morir. Y mientras vivimos, o morimos -que termina siendo lo mismo, pero dicho de otra manera-, se nos olvida que la vida es eso: posibilidades y nada más.

Huye de las verdades absolutas. Seguramente cuando son absolutas es que son falsas y se basan no el cambio, sino en lo constante, y es precisamente lo que no cambia lo que está muerto. Lo muerto con el tiempo hiede e impregna todo lo que le rodea. Huye de las certezas como de la muerte misma. Pero eso si, nunca las pierdas de vista, algún día pueden alcanzarte y atraparte.

Abraza la incertidumbre con respeto, con orgullo. Pero no te aferres a ella. Si lo haces, lo posible se ha convertido en real. La incertidumbre es como la llama de una vela, que tiene la fuerza para iluminar la oscuridad más cerrada, pero que por más que intentes atraparla se escapará. Si lo intentas mucho, al final lo único que se tendrá es volver a la oscuridad y con la mano quemada. Podrás atrapar la vela, pero el fuego siempre será esquivo.

Corregimos a aquel que no comparte nuestra verdad, nuestras certezas. No convencemos, corregimos. Tenemos miedo a que nuestra verdad, nuestra querida y buscada verdad, resulte falsa. Corregimos no para sacar del error al otro, sino para ahuyentar el fantasma de estar nosotros mismos equivocados: lo hacemos para evitar mostrar nuestras debilidades. Cuando defendemos tanto una certeza, como un Caballo de Troya, nos debilitamos desde adentro.

La duda es el puente que nos comunica con el mundo que nos rodea. Las certezas, por el contrario, nos llevan a una isla solitaria. Las islas, como los puentes, no pueden existir el uno sin el otro. La decisión no es entre puente e isla, por el contrario, es saber cuantos puentes vamos a tender desde y entre esas islas minúsculas.

miércoles, septiembre 26, 2007

Tres reflexiones sobre los políticos y las elecciones

Estos tres textos que siguen a continuación los encontré en diferentes libros y lo que me llamó la atención fueron la distancia en el tiempo entre los años en que se escribieron -casi 200 años de distancia entre Fausto (1808) y el texto de Javier Marías (2007)- y la diversidad de sus autores: un escritor como Goethe, un urbanista de renombre como Peter Hall y un novelista-articulista como Javier Marías. Al final creo que el único que tiene razón es un político como W. Churchill cuando dijo que el mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con un votante promedio, o un escritor como J. Borges que plantea que sencillamente la democracia es la dictadura de las estadísticas.

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Fausto
. Goethe, J. W. Ed. Espasa Calpe. Madrid, 2007

"UN BURGUÉS
No, no me gusta el nuevo alcalde. Desde que desempeña su cargo está cada día más insolente. Y ¿qué hace por la ciudad? ¿No está cada vez peor? Hay que obedecer más que nunca y pagar más que en ningún tiempo anterior.

UN MENDIGO
Distinguidos señores y bellas damas (...) Solo es feliz aquel que puede dar. El día que es de fiesta para todos es para mí un día de cosecha

OTRO BURGUÉS
Los domingos y las fiestas no hay nada mejor que charlar de guerras y batallas, mientras que allá, en la lejana Turquía, los pueblos luchan entre sí. Uno bebe su vaso sentado junto a la ventana, ve las barcas engalanadas que van río abajo y vuelve a casa bendiciendo las épocas de paz.

TERCER BURGUÉS
Eso mismo hago yo, señor vecino, y allá pueden abrirse la cabeza y todo puede andar revuelto con tal de que en casa siga como siempre"

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Ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX. Hall, P. Ed. del Serbal. Barcelona, 1996

"Fueran cuales fueran las causas, no había ninguna duda sobre los efectos. Durante la segunda mitad de los años 1880, se notaba en todas las ciudades, pero sobre todo en Londres, una sensación de cambio cataclismático, incluso violento. Los temas del momento, como Beatrice Webb escribió más tarde, eran "por una parte, el por qué de la pobreza de gran número de personas; y, por otra, si la democracia industrial y política era practicable y deseable como punto de partida para compensar los agravios de la mayoría".*

*Publicado en 1926
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Cuando la gente no tenemos razón
. Marías, J. Publicado en El País (16 de septiembre de 2007).

"Lo único que la democracia garantiza es esto: a) que se renuncia a la fuerza para la obtención del poder; b) que asimismo se renuncia a la fuerza para echar a un Gobierno, aunque a muchos les parezca que lo ha hecho mal o que es nocivo para el país. Lo que jamás garantiza, y eso lo deberíamos tener muy claro, son gobernantes justos y honrados.

Por eso resulta irrisorio que tantos políticos actuales apelen al origen democrático de su poder como apelaban antiguamente los reyes al supuesto origen divino del suyo. (...) Haber sido elegido democráticamente sólo blinda -o debe blindar- contra un golpe de Estado, contra el derrocamiento violento del gobernante. Nada más. Pero en modo alguno hace a éste bueno. Y para ser -seguir siendo- verdaderamente democrático no basta con haber sido elegido de ese modo, aunque sea condición necesaria. (...)

Dicho de otra forma: los alemanes de hoy ven el nazismo como un desastre, una equivocación y un horror, pero los alemanes contemporáneos de ese mismo nazismo lo veían como la mayor bendición de su historia; lo cual, por desgracia, no hace mucho más sabios a los alemanes de ahora sobre su momento actual. O, por recurrir a otro ejemplo: casi todos los norteamericanos condenan hoy los excesos y abusos del McCarthismo de los años cincuenta, y en cambio no desaprueban algo mucho más grave que aquello y que se da en nuestros días, el Guantanamismo."

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Algunos dirán que los países con una democracia consolidada y madura son los que tienen una calidad de vida más elevada, eso es innegable. Sin embargo, las prácticas que utilizan para mantener este nivel de vida, ¿se pueden considerar democráticas? Creo que un país para ser considerado democrático, no solo tiene que serlo por medio de sus elecciones, sino también por sus acciones. De nada sirve ufanarse de tener unas elecciones frecuentes, si las acciones de los políticos escogidos no son democráticas. Elegir el corrupto en unas elecciones limpias, no es un salvoconducto, ya lo dice Javier Marías en su blog: para ser -seguir siendo- verdaderamente democrático no basta con haber sido elegido de ese modo, aunque sea condición necesaria. También hay que gobernar de ese modo.

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PD. Después de volver a leer todo esto, me sigo preguntando el sentido de escribir cuando ya todo parece que haya sido escrito una y mil veces hasta la misma saciedad.

miércoles, septiembre 19, 2007

Una amenaza a la neutralidad en un conflicto

Muchas veces me pregunto, o mejor, siempre me pregunto como puedo contribuir a cambiar la realidad en que vive Colombia y siempre quedo con la sensación que el problema es tan, pero tan complejo que nada de lo que haga puede contribuir en algo a salir de ese "charco de miserias", que mencionaba en una entrada anterior. Sin embargo, cada cierto tiempo conozco proyectos de construcción de paz que por su sencillez son tan potentes que creo pueden llegar a detener esta maquina de guerra en que estamos montados desde hace décadas, y esas iniciativas me hacen sentir optimista.

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó, está conformada por personas que han sido desplazadas por uno u otro de los actores del conflicto (ejercito, paramilitares, guerrilla o narcotraficantes) y se han unido para reconstruir sus vidas. Estas personas desde su constitución como comunidad han decidido que "
no realizarán actividad alguna que tenga relación directa o indirecta con las operaciones militares de ninguno de los actores en conflicto, o con el apoyo táctico o estratégico de los mismos". Es decir, se han declarado neutros en medio de este cruce de balas e intercambio de muertos. Sin embargo esta neutralidad no siempre ha sido respetada y a pesar de ser una comunidad de paz, siguen poniendo muertos. Recientemente han publicado en su página web, un llamado a la comunidad internacional para que los acompañen en este proceso. Quiero aprovechar este espacio para hacer eco de ese llamado.

omchamat


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PEDIMOS CON URGENCIA LA SOLIDARIDAD

Queremos pedir urgentemente la solidaridad nacional e internacional ante nuevos hechos de ataque contra nuestra comunidad.
  • El día 27 de julio hacia las 5:10 p.m. a cinco minutos de San Josesito en la carretera entre Apartadó y San José se dieron combates por mas de media hora entre la policía y la guerrilla, según los medios de comunicación se dio la muerte de un policía y uno herido.
  • Hoy 30 de julio ha sido instalado frente a la entrada de San Josesito un retén de la policía y en los medios de comunicación local el señor Yair Jiménez jefe del orden público de Antioquia ha dicho que tenia preocupación de que el gobierno no estaba haciendo nada para entrar en el tema jurídico de esa comunidad de paz, que el llamado que hacia era entrar a la comunidad de paz de San José. Se decía que el combate se había dado a cien metros de la comunidad.
  • El día 28 de julio a las 3 p.m. en el lugar donde fue asesinado DAIRO a cinco minutos de Apartadó y a cien metros del reten de la policía, un hombre vestido de civil y quien portaba arma larga detuvo el carro de servicio público, se identificó como aguilas negras, dijo que estaban patrullando y que seguirían estando por allí.
  • El día 22 de julio hacia las 5:30 p.m. fueron detenidos en la salida de San José hacia la Unión los jóvenes José Higuita y James Graciano Pozo por dos hombres de civil en una moto, les pidieron las cédulas y les comenzaron a pedir los datos y anotarlos en un cuaderno, los jóvenes les pidieron identificación, a lo que los dos hombres les contestaron que si estaban muy alzados los mataban enseguida, ellos les contestaron que si lo hacia ya la gente sabía que eran ellos con la policía, los dos hombres les dijeron que se largaran pero que ya los tenían chequeados y que se las iban a cobrar bien caro.

Es una persecución total contra nuestra comunidad de todas las formas, nos quieren acabar y destruir, esto es un crimen de lesa humanidad, pedimos con urgencia a la comunidad internacional, a los diversos estados, organizaciones, ayuntamientos para que presionen al estado colombiano y cese contra nuestra comunidad la persecución y la destrucción que se viene haciendo.

Nos han matado un líder, ahora nos quieren judicializar, allanar, todas las formas de terror imperan contra nosotros por parte del Estado, los organismos de control en silencio total ante esta barbarie, los paramilitares en control total de todo y aquí nosotros las víctimas nos quieren colocar como los victimarios.

No tenemos la culpa de la confrontación armada que vive nuestro país, de ahí nuestro proceso de mantenernos neutrales a los actores armados, se distorsiona la realidad se dice que el combate ocurrió a cien metros de la comunidad cuando esto sucedió a unos cuatrocientos o quinientos metros, y así distorsionan todo lo que sucede.

Pedimos exigirle al estado colombiano que el retén de la policía sea quitado de la entrada de San Josesito y que coloca en riesgo la vida de la gente de San Josesito, que las estigmatizaciones contra la comunidad cesen, así como terminar con el actuar paramilitar que realiza sus acciones al amparo de la fuerza pública.


COMUNIDAD DE PAZ DE SAN JOSE DE APARTADO
Julio 30 de 2007
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Para las personas interesadas en saber un poco más sobre este proyecto de paz aquí hay unos enlace interesantes:

domingo, septiembre 16, 2007

Cuanto tienes, cuanto puedes delinquir

Justicia no es sino lo que conviene a los intereses de los más fuertes. El poder es lo único que hace que algo sea justo.
La República, Platón

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Es común oír que en la historia de la humanidad nunca se habían alcanzado los niveles de libertad (de movimiento, desarrollo personal, elección...) que actualmente se disfrutan en algunas sociedades. No pongo en duda esta afirmación, pero -siempre hay un pero- me pregunto si esta libertad está siendo ejercida dentro de un marco que tenga en cuenta su complemento indispensable: la justicia. Sobre este último concepto es sobre el cual quiero hablar en esta entrada, pero entendida como las normas que se plasman en los códigos y leyes y no sobre el concepto relativo, y por lo tanto discutible, de lo que es, o no, justo.

Para empezar, una hipótesis: la justicia se basa casi exclusivamente en la venganza que imparte la sociedad sobre quien rompe el acuerdo común y no se basa en el resarcimiento del daño como me gusta creer. En otras palabras la justicia es la medida acordada de la venganza que infringe la sociedad a quien rompe el acuerdo común: los paramilitares en Colombia dentro del proceso de desarme (lo de desmovilizarse ellos y su estructura, está por verse), ofrecen millones de dolares para reparar sus masacres y quedar en paz con la justicia; los grandes contaminadores del mundo, ponen sobre la mesa unos cuantos millones de dolares para pagar el costo de sus emisiones; los infractores de tránsito pagan la multa por saltarse una señal en rojo o dejar el vehículo en sitio para discapacitados. Ese es el tipo de justicia en la que he vivido: una justicia que valora la vida humana en euros, la salud de la población en tantos millones, el poner el riesgo la vida de un peatón en unos cuantos euros y cosas por el estilo.

A lo anterior se le suma que como en muchos otros aspectos de la vida, la justicia es una simple operación matemática, donde el castigo, es decir, el dinero que se debe pagar, se calcula en función de cuatro variables: la cobertura mediática que actúa como multiplicador; la gravedad de la infracción como un sumando; el poder -o su sucedáneo, la influencia- que se posea resta a la pena; y la distancia entre donde se comente el crimen y los centros de poder como divisor (a mayor sea la distancia, menor será la pena). El dolor real, es decir el que sufren las víctimas directas e indirectas, está incluido dentro la cobertura mediática (el dolor de una muerte se diluye entre la cantidad de noticias). Sin embargo, si se desea, la cobertura mediática puede multiplicar el dolor: si quieres ser víctima, llama a los medios. La combinación de estas cuatro variables y el marco general que brinda la libertad acordada por la sociedad, determinarán la pena resultante. Con la misma objetividad y frialdad con que un ingeniero calcula puentes y edificios de acuerdo a los códigos de construcción, los jueces y fiscales calculan el castigo que debe pagar un delincuente de acuerdo a las leyes aprobadas.

Si la anterior hipótesis resulta ser cierta, se puede decir que quien acumula dinero acumula el perdón de la justicia y libertad. Para ejemplificar esto, me gustaría mencionar una noticia publicada hace un par de meses en los diarios de Barcelona*: a raíz de la paulatina concentración de locales comerciales dirigidos por inmigrantes chinos en un barrio de Barcelona, una parte de sus habitantes organizaron una marcha en contra de esta dinámica. Cuando la policía se enteró de esta manifestación, fueron a comunicarle a los responsables que no era posible realizarla por la falta de permisos (no por el sentido moral que tiene hacer una manifestación contra un colectivo) y que si la llevaban a cabo se expondrían a una multa de hasta 30.000 euros. Los vecinos, como era de esperarse, desistieron. Sin embargo lo que me llamó la atención fue que el argumento para desconvocar la marcha fue que no tenían el dinero, no la ilegalidad de la acción. Ante estos hechos me da la impresión que en la sociedad occidental hay un acuerdo tácito que dice: "cuanto tienes, cuanto puedes delinquir". Como una pértiga, el saldo bancario sirve para saltarse las barreras legales. Si no me creen, los invito a reflexionar sobre el cumplimiento de algo tan sencillo como las normas de tránsito: ¿cuantas veces hemos dejado de cometer una infracción por el miedo a la multa y no por lo ilegal que es? ¿cuantas veces hemos hecho algo que no se debe hacer con la disculpa "no me ve nadie que me pueda multar"?.

¿Ahora bien, que alternativa queda para establecer otro orden de prioridades, para establecer otro sentido de justicia? La verdad no creo que exista, pues como dijo Goethe, "la Ley y el Derecho como una enfermedad incurable, se deslizan de generación en generación y avanzan de un lado a otro. La razón se convierte en algo absurdo y la bondad en perjuicio"** y frente a eso pocas cosas se pueden hacer. Como un gen recesivo, el dinero se ha introducido en la justicia desde muchas generaciones atrás, y hoy en día, parece ser un gen dominante.

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* Sobre este tema, aunque no sobre la misma noticia, me referí en una entrada anterior
**Fausto, Goethe, J. W. Ed. Espasa Calpe. Madrid, 2007. Pag. 102.

lunes, septiembre 10, 2007

Diferentes etapas de la queja

A manera de prólogo:

1.) Uno de los periódicos españoles que, desde mi subjetividad, considero más serio y más equilibrado, o mejor, menos desequilibrado en su información es La Vanguardia. En su portada del pasado domingo (09/09/2007) titulaban: "El aumento de la población altera la vuelta a los colegios" y como subtitulo "Incremento de aulas y barracones para acoger los nuevos escolares". Después de leerlo me preguntaba sobre las diferentes formas de presentar una noticia y sus consecuencias. Esta misma noticia, que es una realidad, es decir, los inmigrantes en los colegios han alterado la composición de las aulas, puede ser presentado de muchas otras maneras y en cada una de ellas el "culpable" es diferente, por ejemplo "El gobierno autonómico no estaba preparado para el nuevo curso escolar" y como subtitulo "A pesar del creciente número de escolares que se presenta desde hace cinco años, no se han tomado las medidas necesarias". Otros titulares en lugar de buscar el "culpable" podrían realzar los beneficios de la multiculturalidad, pero esos no venden tantos periódicos.

2.) La semana pasada fui a donar sangre de manera voluntaria. La respuesta que recibí, no varió mucho de la que recibí hace ya bastantes meses y que comenté en una entrada anterior: "no, usted no puede donar por haber estado en Colombia". Como ya estaba preparado para ese comentario, respondí que la prueba del chagas ya me la habían hecho y que no había peligro. Sin embargo ahora la restricción para donar no era esa, era que había estado hace menos de tres años en Colombia y que eso me inhabilitaba para ser donante de sangre, pero podía donar plasma. Es decir, que si quería donar sangre tenía que durar tres años sin ir a Colombia (supongo que es igual para todos los países "tropicales"). Más allá del debate si es eso discriminación (no creo, supongo, y espero, que hay razones científicas para hacerlo), me gustaría llamar la atención en el hecho que si ahora hay una crisis de donantes de sangre, como será dentro de 25 años, cuando al menos el 10% de la población será descendiente de una persona inmigrante y el 25% sea mayor de 65 años, dos colectivos a los cuales se les restringe su donación.

Para terminar este "prólogo", aclarar que aunque no pude donar sangre, doné plasma que eso si me dejaron.


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Muchas veces cuando hablo con personas cercanas sobre los temas que están en "preparación" para el blog, me encuentro con el comentario "pero no hable más de inmigración, parece que se estuviera siempre quejando" o "es que parece que usted no se hubiera adaptado". En fin, quedo con la sensación que el mensaje es "no hables mucho de tu condición de inmigrante y trata de pasar desapercibido".

La forma en que he asimilado todos esos comentarios ha pasado por diferentes etapas, sin que todavía, intuyo, haya llegado a la definitiva -y ojala nunca llegue, pues acaso ¿la vida no es la búsqueda permanente de respuestas? La primera de estas etapas fue la de "si, tienen razón, me quejo mucho", luego pasé por la etapa de "¿será que me estoy quejando mucho?" y recientemente he llegado a una tercera etapa donde la pregunta pasa a ser afirmación "no, no me estoy quejando". En la primera etapa supongo que estaba sacándome la "espina" que se venía clavando desde que salí de mi país cada vez que tenía que enfrentarme a un tramite o con la mirada casi-inquisidora de aquel para quien le parecía muy extraño. Era una especie de sentimiento de culpabilidad o de estar "manchado" y por eso en cierta medida pensaba que me quejaba mucho, pero que tenía razones para hacerlo. El cambio a la segunda fase, la de preguntarme si me quejaba, nace al darme cuenta que muchas personas, inmigrantes y nativos, estaban de acuerdo con mis observaciones sobre el hecho de "inmigrar". Es decir, me dí cuenta que esto que pasaba era una realidad, que a muchas personas habían tenido experiencias, como mínimo iguales y muchas veces más desagradables que las mías. Así que la duda de saber si realmente eran quejas se hacía cada vez más grande.

En esta tercera etapa, que es en la que me encuentro, la duda se ha despejado en gran medida y además tengo una cierta certeza de decir que no me estoy quejando, que lo que hago es contar mi vida desde mi experiencia como inmigrante. Ni más ni menos. Estoy compartiendo mi visión del mundo desde los ojos que me da el ser inmigrante, de la misma manera en que lo pudiera hacer (y trato de hacer) como ingeniero o como usuario del transporte público. Cuando escribo estas entradas, ninguna de esas categorías por si sola me define completamente, pero sin todas ellas, dejaría de ser quien escribe. Es decir, a mi identidad, que está construida por mis experiencias y preparación, le he sumado una que me ha enriquecido muchísimo que es la de inmigrante.

Recientemente he encontrado muchos argumentos históricos sobre la importancia que han tenido los inmigrantes en el desarrollo de la humanidad: si el primer hombre que se puso de pie no hubiera tenido su vocación de inmigrante, de conocer que había más allá de sus montañas, de explorar el mundo, otra sería la historia del mundo; los nómadas del desierto eran los únicos que podían mostrar a los agricultores -los primeros sedentarios- que el mundo es mucho más grande; a los irlandeses que salieron de su país en la segunda mitad del siglo pasado, se les adjudica, en parte, el hecho que su país hoy sea a nivel mundial ejemplo de crecimiento sostenido; es más, las grandes religiones de hoy en día no hubieran existido si no es por su vocación de recorrer la tierra con el mensaje de su Ser Supremo. Se me ocurren muchos más ejemplos y en todos los casos, me parecen evidentes y lógicos, pero también pienso en lo afortunado que soy por poder vivir y conocer de primera mano formas muy diferentes de relacionarse con el mundo, pero también siento pena por aquellos que no han podido tener esta experiencia; entiendo el miedo que deben sentir las personas que no han salido de su mundo y descubren que el mundo ha venido a ellos; me siento enriquecido al comprobar que la riqueza que tiene una persona que ha inmigrado en cuanto a los sabores, colores, palabras, experiencias y sonidos; pero me asustan las personas a las que la paredes de su casa ya le parecen lejanas. Quizás por todo lo anterior es que sumarle una nueva categoría a mi identidad, la de inmigrante, en lugar de asustarme, me complementa. Esta nueva categoría me da un punto de vista que no es ni mejor, ni peor, sencillamente diferente.

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A manera de conclusión:


Acabo de releer todo lo anterior y me ha sorprendido descubrir que muchos de los argumentos que utilicé son muy parecidos a aquellos en los que esgrimen su superioridad frente a los inmigrantes. Es decir, su historia que se remonta un pasado muy lejano, su aporte al desarrollo de las ciencias, la riqueza de sensaciones que les produce su tierra, el aporte económico que hacen a su país... todos esos argumentos los he visto una y otra vez utilizados como evidencia de la pureza de su raza, de su país, de su ciudad, de su parcela en el mundo... Al final la diferencia parece estar tan solo en el lado de la puerta en que nos estemos: para el que está afuera el otro está encerrado, para el que está adentro, el otro está desprotegido.

miércoles, septiembre 05, 2007

Lecturas clandestinas

De un tiempo para acá la idea del sentido que tiene escribir un blog me esta dando vueltas en la cabeza y muchas veces tener esa duda me alegra pues pienso que si escribir tuviera un fin predefinido no me gustaría tanto. Hace un par de días, mientras venía al trabajo, leí clandestinamente una revista que llevaba mi compañera de silla en el metro donde se entrevistaba a una persona que acababa de cumplir sus 80 años y siempre había viajado caminando. Me llamó la atención tres cosas: la edad del señor, lo bien conservado que se veía en la foto y el énfasis que hacía sobre el hecho que viajar a pie, hoy en día sea una novedad*. Según pude entender de mi lectura clandestina, al entrevistado el placer del viaje no consistía en llegar al destino, sino en el camino que lo llevaba a el.

Seguir Leyendo...


Pero bueno, me desvío del tema. En esta entrada tan solo quiero llamar la atención sobre la desesperación de algunos inmigrantes cuando se tienen que enfrentar con la realidad. Una realidad que no tiene nada que ver con esa que aparece en cualquier lugar del mundo gracias a la omnipresente televisión. Hace un par de días un inmigrante rumano se prendió fuego frente a la delegación de gobierno (donde se hacen muchos de los tramites para obtener los permisos de residencia y trabajo) por lo desesperada de su situación. El diario El País describe de la siguiente manera la situación de esta persona: "La llegada de la familia a España se produjo hace, aproximadamente, tres meses. Algunos parientes les hicieron creer que sería fácil lograr trabajo en Castellón, donde los rumanos son la principal población inmigrante, y alquilar una vivienda en la que podrían alojarse los cuatro. Pero no fue así y tuvieron que estar viviendo con un familiar mientras crecía su desesperación". Cuando fue a pedir ayuda para regresar, la respuesta que recibió del ayuntamiento fue: "No está empadronado en Castellón y, por lo tanto, no es susceptible de percibir ayudas municipales", según la concejal responsable de Servicios Sociales.

A lo anterior se le suma la noticia, también publicada hace pocos días, que en los procesos de repatriación de inmigrantes, estos deben abordar el avión con las manos atadas con cuerdas y quedará a criterio de las autoridades mantenerlos atados durante el vuelo: "si se ponen violentos podrán ser inmovilizados con cascos de autoprotección para los repatriados violentos, que impidan que se autolesionen y con cinturones y prendas inmovilizadoras autorizadas", según la noticia publicada por el mismo diario -no, no se refiere a las prácticas de las personas que se llevan para Guantanamo o los presuntos terroristas detenidos en Alemania, se refiere a inmigrantes que son deportados.**

Para completar esta triste secuencia de noticias, hoy me encuentro el siguiente titular:"Estoy en silla de ruedas por ser negro". La noticia, como se imaginarán, es la misma de siempre: una persona, identificada por un testigo, se declara inocente de la agresión contra una persona de otra raza que quedó de por vida inmovilizado del cuello para abajo. El acusado se defiende diciendo que "sólo estaba recogiendo su coche... y punto".

Todo lo anterior puede haber ocurrido en cualquier otro país en mayor o menor medida: en Alemania un grupo de 50 personas atacaron a un grupo de indios; en Polonia el homosexualismo está siendo perseguido; en Estados Unidos un senador está en problemas con la ley por haber propuesto, en un baño, a otro hombre a tener relaciones sexuales y que luego que resultó ser policía; en Bélgica una pareja se negó a ser casada por un diputado negro; en Colombia algunos bares "cosmopolitas" sutilmente restringen la entrada a personas negras (gracias a internet, hace poco vi una entrevista a un grupo que defiende ideas racistas en Colombia: hay que ser muy idiota para ser racista en un país tan multiracial como Colombia y fuera de eso salir por televisión reconociéndolo).

Para ir terminando, vuelvo a la idea de caminar por caminar con la que comenzaba esta entrada. Creo que esto de escribir tienen el único fin de conservar la misma vitalidad que tiene la persona a quien entrevistaban en esa revista. Él viaja caminando, yo creo que escribiendo estoy caminando y viajando. Y así como el viajar la mayoría de veces no cambia la realidad de los destinos, este blog no cambiará nada, el mundo seguirá girando, las agresiones contra todos y entre todos serán una constante, la burocracia seguirá dando vueltas en si misma, la idiotez nunca se acabará... pero a pesar de vivir rodeado de todo eso, espero que estos textos, me den la salud mental para pensar que las cosas pueden cambiar... y porqué no, pensar que esa misma convicción es compartida con quien lee estas palabras.

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*Algo que se ha hecho desde el comienzo de la humanidad, hoy en día es una novedad. ¿O será acaso que la idea de "ser humano", entendido como un conjunto de rasgos conscientes y no como una simple e insípida agrupación de genes que caminan, sea hoy en día también una novedad?...

** Después de publicar esta entrada, me encontré con este artículo publicado en un periódico español.

lunes, septiembre 03, 2007

Los sonidos de la ciudad

Barcelona es una ciudad ruidosa. Como cualquier gran ciudad, tiene un murmullo constante, de fondo, casi imperceptible. A eso los citadinos estamos más que habituados. Pero de vez en cuando, a este murmullo se le añaden ruidos infernales capaces de irritar al más apacible de los mortales. Los moteros adolescentes, por ejemplo, que trucan su tubo de escape para hacerlo más ruidoso, más poderoso, para que todos nos percatemos de que están ahí y que son los dueños del asfalto. No puedo evitar relacionar la obsesión por su sonoro tubo de escape con alguna parte de su cuerpo con la que quizás no se sientan muy satisfechos… En fin, freudismos aparte, cada vez que los veo (o mejor dicho, oigo) llegar a lo lejos, respiro profundo y pienso en una isla paradisíaca para evitar así la descarga de adrenalina que hace que se me ponga mala la leche... Otra alteración del murmullo de la ciudad es la gente que grita y berrea al aparato, el aparato móvil, por supuesto. En el autobús, en el tren, metro… da igual que esté atestado de gente, apiñada y haciendo equilibrios. Algunos no se cortan en gritar a 20 centímetros del oído de uno, que intenta en vano concentrase en el libro que pretende leer.

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Más sonidos curiosos: el de algunas tiendas de ropa femenina. Esas que están de moda, donde las dependientas tienen menos de 20 años, pesan menos de 50 kilos y miran con cara de espanto cuando una se prueba un par de pantalones. En esas tiendas hay un ruido de fondo particular, que recuerda a esas noches locas discotequeras donde uno se evade de conversar y de ser coherente, excusado por la música atronadora y el alcohol. Eso está bien en una noche de sábado, con 18 años, una pista para bailar, todo el alcohol del mundo para tomar y muchas hormonas que sosegar. Pero si uno quiere comprarse unos pantalones, no es lo más práctico, la verdad: “¿Tiene una talla más?” “Chumba, chumba, chumba” “¡¿Qué dices?!” “Chumba, chumba, chis pun, chis pun” “¡¿Que si tiene una talla más?!” (Además siempre hay que tragarse el orgullo y pedirle a la adolescente de menos de 50 kilos una talla más…). Vaya, un desastre.

Todo eso se puede llegar a tolerar. Pero lo que no se puede tolerar es que, una tranquila mañana de un jueves de finales del verano, uno decida evadirse de la ciudad, dándose un baño en la playa antes de ir al trabajo y también allí ocurra el desastre. Grata sorpresa, inicialmente, al llegar y ver la playa de Barcelona casi vacía, el mar limpio y sereno como una balsa, el chiringuito sin un solo “guiri”. Sin todos esos personajes vendiendo masajes, refrescos, ropa, que aún no han llegado. ¡Qué delicia para los sentidos! Es como un sueño darse un chapuzón matutino y tumbarse a oír el mar y leer un rato. Pero de repente, suenan los altavoces de la playa (sí, en Barcelona hay altavoces en la playa, como hay carteles con escritos tipo “no olviden recoger su basura”). La educada voz al otro lado de los parlantes informa en catalán sobre la necesidad de vigilar nuestras pertenencias, sobre el estado de la mar, sobre las normas de civismo, etc. Después de informar en catalán, lo hace en castellano. “Bueno, pronto termina y puedo seguir disfrutando”, pienso. ¡Craso error! ¡La retahíla sigue en inglés y francés! Mi momento de paz y tranquilidad, al borde del manso mar barcelonés, se va esfumando por momentos… Y se esfuma definitivamente cuando, a medio metro de mí, se instalan dos adolescentes que, untándose de aceite bronceador, conectan sus MP3 a unos altavoces de diseño, desde los que un moderno grupo de hip-hop canta “todos los hombres son unos cerdos, todas las mujeres son unas guarras”. Y es que así no se puede…

Me pregunto dónde puedo estar en paz en una ciudad como ésta. Tendré que ir a escuchar al Dalai Lama en el Palau Sant Jordi, por unos módicos 20 eurillos, seguro que me da un buen consejo.

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Por Hortensia Vallverdú
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