lunes, mayo 28, 2007

Disculpas

Desde hace una semana y por cuestiones laborales no he podido actualizar este blog. Espero poder hacerlo en el transcurso de los siguientes días!!!...

hasta una próxima entrada!!!....

omch

PD. Gracias por los comentarios a la última entrada. Los comentarios serán la fuente de "inspiración" de la siguiente. Así que quieren aportar/opinar más al respecto, bienvenidos!!!... De manera especial me gustó el comentario del último anónimo, donde hace una crítica a las preguntas planteo.

miércoles, mayo 16, 2007

No sé que pensar

ignorancia.(Del lat. ignorantĭa). 1. f. Falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular. Diccionario de la Real Académia de la Lengua Española
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Hoy después de muchos días avergonzado por lo que esta pasando (y lo que queda!) en Colombia, preferí mirar para un lado más cerca y aprovechar una carta que salió publicada hace un par de días en uno de los periódicos más importantes de Cataluña y España, La Vanguardia. La carta que traduzco a continuación (estaba escrita en catalán) me ha sorprendido, o mejor, asustado. Pero bueno, dejo los comentarios para después. Ahora la carta:

Encuentro que la información que dan los medios de comunicación en relación a fenómeno de la inmigración esta totalmente sesgada. Se habla de la importancia de la inmigración (para la Seguridad Social, para cubrir ciertos tipos de trabajo...), y se habla del "esfuerzo" que se le exige a la sociedad de acogida...

¿Pero que piensa esta sociedad? ¿porqué la única información que se da sobre la inmigración es en positivo? No sé, conozco mucha gente (de hecho, la mayoría) que comienza a a estar bastante harta: el nivel educativo, en parte, ha bajado por la incorporación en la mitad del curso de alumnos que no entienden ni una pizca, barrios convertidos en guetos donde no podemos hablar nuestro idioma, "fiestas" sudamericanas en viviendas o espacios públicos sin respetar las mínimas normas de convivencia...

No veo muchas ganas por parte de los recién llegados para integrarse, la verdad. Ellos reclaman por parte nuestra un esfuerzo de acogida y un cambio de mentalidad... Muy bien, yo reclamo tambien por parte suya un cambio de mentalidad en su visión hacia la sociedad que les acoge: ¿no ven que no es fácil, recibir casi un millón de personas en muy poco tiempo?

Las asociaciones de inmigrantes continuamente piden, exigen, reclaman... ¿algún día organizarán algún acto de agradecimiento al país que los acoge? ¿Ya no se acuerdan que, hasta hace poco, del lugar de donde venían y del que van a huir, estaban mucho peor? Por favor, que alguien los mentalice de que, además de derechos, tienen deberes, y que la responsabilidad de la integración, y quien se tiene que adaptar, son ellos, que son los que vienen de afuera.

Me gustaría que, por una vez, la información sobre los inmigrantes en los medios evite el "correccionismo" político y de los "profundos" análisis sociológicos y dar más voz a la gente de la calle que es a quien comienza a afectar -y, en muchos casos, padecer- este fenómeno.
Xavier Vidal (versión original y comentarios)

Sobre la carta no quiero hacer ningún comentario de manera global. Tan solo un comentario sobre la frase que más me impresiono: "conozco mucha gente (de hecho, la mayoría) que comienza a a estar bastante harta": Miro los comentarios que ha despertado esta carta entre los lectores y el señor no se equivoca: no está solo, son muchos los que piensan así (afortunadamente no son todos).

Creo que esta es la primera vez que dejo abierta una pregunta para los que llegan a este blog. Así que los invito a dejar sus comentarios al respecto. La verdad que no sé que pensar.

jueves, mayo 10, 2007

Mentirosos eternos

El día en que el crimen se engalana con los restos de la inocencia, por efecto de una curiosa subversión propia de nuestro tiempo, es la inocencia la que tiene que justificarse.
Albert Camus - El Hombre Rebelde.
Madrid, 2002. Ed. Losada.
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En estos últimos días han salido a la luz pública en Colombia la realidad que todos sabíamos pero que no queríamos ver, por miedo, comodidad o vergüenza, no lo sé. Lo único cierto es que desde hace unos años nos hemos esforzado en tratar de limpiar nuestra imagen de exportadores de droga, vendiendo pulseras con la bandera y hacer formidables vídeos sobre lo maravilloso de nuestro país (no tengo ninguna duda que lo es), en lugar de enfrentar esa realidad sufrida por muchísimos inocentes. No quiero contar de nuevo la manera salvaje de como se asesinaron campesinos para entrenar a unos "defensores del pueblo" o "libertadores de la opresión de la guerrilla". Para eso están los medios de comunicación. Yo tan solo quiero llamar(me) la atención sobre la forma en que se están saliendo a la luz esas verdades y sobre como se está asimilando esa Verdad (en mayúsculas).

Hace un poco más de tres lustros se dio el más importante proceso de desmovilización de grupos guerrilleros que ha habido en la historia reciente de Colombia. El M-19, después de dos décadas de enfrentamiento con el estado y muchos muertos en nombre de la defensa del pueblo, dejaron las armas. Existieron muchos errores en el proceso, pero sin duda alguna el proceso no fue malo del todo, la prueba es que muchos desmovilizados han sido aceptados por la sociedad en el juego democrático y hoy en día algunos de ellos son parte del estado que en su momento atacaron; algunos de sus dirigentes han hecho el camino de pasar de la lucha de las armas, a la lucha de los votos y otros, han sido llamados a ocupar cargos públicos dentro del estado al que atacaban. Dos posiciones, la de los votos y la de los cargos, que no creo que sean contradictorias, por el contrario, son una prueba que el proceso, la sociedad y los actores involucrados tenían las virtudes necesarias para poder pasar la página de la historia no para olvidar, sino, creo yo, para aprender del pasado.

Hace un par de semanas uno de los desmovilizados de ese proceso de paz denunció en un debate en el Congreso supuestos vínculos entre narco-paramilitares con la cúpula política del país. Estas denuncias las hizo basado en investigaciones hechas por el mismo gobierno, es decir, su aporte, sencillo pero valiente, fue recopilar todas las investigaciones realizadas en torno de este tenebroso tema (droga, armas y políticos) y mostrarlas al país. No pretendo defender ni atacar las tesis planteadas por el congresista, sencillamente fijarme en como se asumen esas tesis; es decir, no me quiero centrar en el mensaje sino en el emisor y los receptores.

Cuando este ex-guerrillero -elegido por voto popular y por lo tanto representante de una parte de la población- emite el mensaje que hay vínculos oscuros entre los protagonistas de las masacres y políticos, el gobierno como receptor final, reacciona de una manera que me parece irresponsable: en lugar de lanzar un contra-mensaje, se ha dedicado a atacar al emisor del mensaje; en lugar de demostrar la falsedad y la inocencia de los acusados, prefirió recordar el pasado guerrillero del congresista, como si su pasado lo convirtiera en un mentiroso eterno. En pocas palabras: se pretende demostrar la falsedad del mensaje desacreditando al emisor. Todo esto desde la comodidad que da la posición por excelencia de nuestros tiempos, la de "víctima" -todos queremos ser víctimas, todos nos sentimos agredidos pero nadie se siente culpable de mis desgracias. El gobierno parece defenderse de un ex-guerrillero; no se defiende de las acusaciones hechas de ser colaborador de los victimarios, sino que por el contrario se siente una víctima.

¿Acaso, me pregunto, es este el tipo de ejemplo que debería venir de un gobierno inmerso en un proceso de paz con uno de los actores de la guerra que vive Colombia? ¿Que pasará cuando, si todo sale bien, los más de 30.000 paramilitares se reintegren a la vida civil? Todas las respuestas que se me vienen a la mente me dan miedo. Todas me hacen pensar que si imitamos lo que hace el gobierno, en un futuro cercano pasaremos de tener 30.000 personas armadas, a tener 30.000 mentirosos eternos; con el ejemplo del gobierno ¿que respuesta a estos desmovilizados cuando sientan que sus derechos han sido vulnerados y hagan una denuncia? Les diremos, como está haciendo el gobierno y una parte importante de la sociedad: "ahh... no se le olvide que esta sociedad le perdonó sus delitos del pasado, no sea desagradecido, acepte sus errores del pasado y no se queje. De todas maneras no se le olvide que haga lo que haga y así haya pagado sus culpas, usted ha perdido su credibilidad".

Si no dejamos de centrar los debates en torno a las personas y su pasado, dejando de esta manera el mensaje que quieren transmitir, y comenzamos a debatir ideas y no pasados, no habrá salida posible para la situación del país. Las balas se han encargado de eliminar a los mensajeros, no dejemos ahora que el pasado nos impida oír los mensajes.


Mi mirada perdida:
La pregunta que me queda es saber que pasará si las denuncias resultan ser ciertas, pero el congresista pierde su credibilidad por apátrida y el gobierno pierde la confianza de la sociedad. Puede ser un escenario poco probable, pero quienes conozcan Colombia saben que en ese país, literalmente, cualquier cosa es posible. Incluso puede ocurrir que en esas condiciones, volvamos a ser el segundo país más feliz del mundo.

domingo, mayo 06, 2007

La inocencia del verdugo

A pesar de la distancia física que me separa de lo que pasa actualmente en Colombia, no puedo pensar en que no puedo hacer nada. Por eso creo que por medio de un espacio como este, como decía algún comentarista de este blog, puedo "contribuir a que mas personas tengan elementos de juicio". Me gustaría compartir extractos de un ensayo de Pascal Bruckner sobre el genocidio que ocurrió en la ex-Yugoslavia. Son textos que pueden ser esos elementos de juicio que siempre estoy buscando para alimentar este blog.
  • Todavía hoy hay mucha gente que sigue encontrando circunstancias atenuantes para los nacionalistas serbios y que es incapaz de asumir el menor reproche sobre ellos sin lanzar inmediatamente toneladas de lodo sobre los croatas, los bosnios, los eslovenos, los albaneses o los macedonios.
  • (sobre el discurso de Milosevic de invocar los males sufridos por su pueblo entre 1941 y 1945) Hay una especie de orgullo e incluso de belleza en esa forma de celebrar las derrotas propias, como si Dios hubiese escogido a ese pueblo precisamente para condenarlo al infortunio y hacer de él el instrumento de sus propósitos, como si la debacle terrenal se transformara instantáneamente en victoria celestial sobre las fuerzas del mal.
  • ¡Nos lo deben todo en virtud de las pruebas padecidas, no nos pueden negar nada! Esta idea según la cual el mundo entero está en deuda con tal grupo o país y tiene la obligación de consentirle todos sus caprichos.
  • Dicho en pocas palabras, cada vez que una nación o un pueblo pretende situarse al margen del derecho con la conciencia limpia, invoca sus hazañas, sus padecimientos pasados para afirmar tranquilamente que ¡se ha ganado el derecho de cometer esa pequeña infracción a las normas internacionales.
  • La trágica sinceridad del asesino le impulsa a deshumanizar a su adversario para eliminarlo con toda la buena conciencia del mundo y quedar exento de culpa.
  • En su versión benigna, la victimización es una forma paradójica del esnobismo. En su versión disparatada, es la negación activa del concepto de humanidad, la incitación manifiesta al asesinato.
  • Asombrosa inversión: el asesino es la víctima de su víctima, si te mato es por tu culpa, tú eres en realidad quien me mata a mí (otra variante de esta actitud: odiar a las malvadas víctimas que le obligan a uno a martirizarlas).
  • Que por lo menos el ejemplo yugoslavo nos ilumine: en cuanto un pueblo aspire a la santidad invocando sus padecimientos, en cuanto exhiba sus heridas y convoque a sus muertos, desconfiemos. Significa que está tramando algo malo y que el recuerdo, en vez de prevenir la vuelta al asesinato de masas, sólo es invocado para perpetrarlo de nuevo. Significa que envolviéndose así en la capa del angelismo, los asesinos, antes de afilar sus cuchillos, solicitan la absolución del mundo civilizado a la espera tal vez de volverse un día contra él.
  • Nada fue más descorazonador que ver cómo la mayoría aceptaba y se tragaba esta superchería, y ello, las más de las veces, en nombre de un puntilloso celo democrático. Muy pocos, por lo menos al principio comprenderían que aquellos mismos que se presentaban como los resistentes ejemplares contra el fascismo (los serbios) ya habían adoptado sus métodos, que el lobo se había disfrazado de cordero.
  • Quien desee contribuir la historia tiene que olvidar la historia (Ernest Renan). Si todos los pueblos tuvieran que rumiar sus dolencias respectivas, no habría paz ni concordia en el planeta. Cada nación, cada región, incluso cada aldea podría alegar un perjuicio acaecido hace 500 o 1.000 años y desenterrar el hacha de guerra, cada familia desgarrarse por las mismas razones, por incapacidad de superar las desavenencias recíprocas. Una vez los culpables han sido juzgados y castigados, las reparaciones cumplidas, si procede, el perdón concedido por las víctimas si lo consideran necesario, llega un momento en que habiendo hecho su obra el tiempo, hay que trazar una raya, dejar que los muertos entierren a los muertos y que se lleven con ellos sus odios y pendencias. Para vivir en paz con nuestros vecinos debemos mantener dormidas todas las disensiones de antaño. El olvido es también lo que deja paso a los vivos, a los recién llegados que no desean cargar sobre sus hombros con el peso de antiguos resentimientos.
Repito, todo esto se refiere al genocidio que ocurrió en la ex-Yugoslavia. A pesar de los increíbles paralelos que se puedan establecer, nada tiene que ver con la situación de Colombia, o quizás si... y tal vez mucho.

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La tentación de la inocencia. Pascal Bruckner; pp. 195-232. Ed. Anagrama. Barcelona,2005.
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