martes, noviembre 23, 2010

No lo conozco, no lo quiero

En mi barrio y en el del lado, el miedo es similar.
En mi barrio y en el de más allá, los diferentes son los otros.
En mi barrio solo están los buenos, en el otro, todos son malos.

La similitud de los mensajes que aparecen abajo (uno proveniente de una plataforma política de Catalunya y el otro de una estructura militar ilegal de Colombia) me hacen recordar, una vez más, un tema recurrente de este espacio: el miedo al otro; el rechazo al recién llegado; no te conozco, no te quiero. La única diferencia son los medios: Unos matan –y se matan- con balas de 2.500 pesos, los otros degradan –y se degradan- con sus propuestas.

No comments.

********
Plataforma per Cataluya
Una plataforma política cuya única propuesta es el rechazo a la inmigración. Xenófobos y racistas son los adjetivos que generalmente acompañan a este grupúsculo -que segura y desafortunadamente, tendrá cabida en el próximo parlamento catalán.
"Las olas masivas de inmigración ilegal aumentan la delincuencia, el paro y el gasto social, plantean conflictos lingüísticos, religiosos y culturales, así como bolsas de pobreza y marginación, constituyendo una seria amenaza para la identidad y la cohesión social de Catalunya."
Link al programa político

Un joven encargado de vigilar que a la Comuna 13 de Medellín no entren extraños
En esta comuna, según el reportaje, una bala, o una vida que viene siendo lo mismo, vale 2.500 pesos (algo menos de un euro). En esta comuna, se vigila al extraño por jovenes que dicen: "“Yo sumo, resto, multiplico y mato”.
Una suerte similar sufren todas las personas desconocidas o ajenas al barrio. “Cero forasteros. Si no es de aquí, no pasa. Si no tiene quién hable por él, no pasa. Aquí entra gente y nos mata a dos o tres, entonces para evitar malos ratos más bien cero”, dice “El Flaco”, uno de los líderes del sector.
Link al reportaje

miércoles, noviembre 17, 2010

Ni a favor ni en contra. ¡Todo lo contrario!

Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. (...) ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma.
Jorge Luis Borges (link a la entrevista completa)

De cara a las próximas elecciones regionales y municipales en Catalunya y Barcelona, tengo la misma sensación que tenía en Colombia cuando decidía por quién votar. Una sensación que al final, con excepción de las últimas elecciones presidenciales, me ha llevado a votar no “a favor de” -como preconiza el sistema democrático-, sino “para evitar que” o, la peor de todas “votar en contra de”. Basado en esta realidad, he clasificado los candidatos a ocupar cargos públicos de la siguiente forma:
  • Candidato utópico: propone construir el mundo ideal olvidándose de la realidad social.
  • Candidato con vocación política pero que defiende unas ideas no solo radicales, sino extremistas –creo que se puede ser radical (Mandela, Gandhi) pero sin ser extremista (Tea Party, Plataforma per Catalunya).
  • Candidato sin vocación y oportunista. Generalmente vende ideas que garantizan un "cambio profundo y radical" de las estructuras actuales para así dejar las cosas tal cual las encontró.
  • Candidato que vive de la política. El vil y simple polítiquero: tránsfugas, corruptos y corruptores.
  • Candidato de profesión. Su función en las listas es la misma que cuando se compra la leche en un supermercado: a mayor variedad, más compradores. Estos personajes rara vez llegan a tener una figuración importante en las votaciones, pero si, y tal vez demasiada, en el ejercicio de poder. Son los encargados de distribuir –repartir es una palabra muy agresiva- contratos y puestos.
Y el más peligroso:
  • Candidato mesiánico. No tiene equipo visible (Él es el partido), posee una vocación política contagiosa; es una persona que aprovecha las oportunidades y sabe unir a la población frente a un único enemigo; se siente como “un instrumento del destino”, "víctima de las circunstancias", o lo que es peor, un instrumento de un Ser Superior para cumplir sus designios en la tierra. Este candidato debate sobre sentimientos (generalmente el miedo) y no sobre ideas (o las utiliza para agitar los sentimientos). En resumen, tenemos un candidato con éxito mediático, dogmático y emocional, pues en él confluyen el show, las creencias y los sentimientos. Un candidato ideal para el exceso de información que hoy nos abruma como si fuera una espesa niebla que nos impide ver la (una) realidad.
***

En lo personal, como todo en este espacio, creo que el mejor candidato es aquel que ha sido "excandidato" y mejor aún el "expolítico"; es decir, el mejor político, muchas veces es el expolítico (no sé si porque me parece más inofensivo o porque la práctica lo ha hecho mejor político). Es por eso que propongo crear un programa financiado por fondos de la ONU de “prácticas en el extranjero” para las personas elegidas para ocupar cargos públicos. De esta forma se envía al extranjero al ganador de las elecciones populares y democráticas, para aplicar sus políticas en otra parte y así al regreso tendremos un expolítico, una persona que ya ha vivido el poder y la soledad del poder. Una vez de regreso, se le hace oficial su cargo. De esta forma, el programa fabricará candidatos más responsables e inofensivos y votantes más reflexivos. Políticos con garantía de ser expolíticos.

martes, noviembre 02, 2010

Estatuas de Ceniza

Escena única:

Llego al aeropuerto de Bruselas para un evento europeo. En la fila para tomar un taxi, delante de mí se hace una mujer que por la forma en que llevaba su cuerpo me hizo recordar a Emmanuelle Seigner, en su papel de Mimi en la película Luna de Hiel. Detrás de mí, una larga fila de personas, en su mayoría hombres vestidos muy elegantemente y todos con colores que variaban del café oscuro al azul oscuro –las mujeres igualmente elegantes y vestidas con una gama de colores muy similar. Colores claros, únicamente en la corbata y el turbante del hindú que estaba justo detrás de mí.

La mayoría de estas personas compartían, además del gusto por el vestir, el mantener la cabeza gacha mirando la mano levantada que tenían a la altura del pecho, mientras que tenían la otra mano atada a la maleta. Esporádicamente se les escapaba un gesto que interpretaba como una conversación con su vecino de fila.

Algunos de ellos, y de ellas, cuando levantaban la cabeza y se fijaban en la momentánea Mimi que me acompañaba en la fila, dejaban ver un breve gesto de agradable sorpresa, envidia o alegría, para volver a mirar la mano que tenía a la altura del pecho. Que traducía el gesto no lo sé. El hecho de saber que podían hacer un gesto diferente al de estar concentrados en su mano, me tranquilizaba.

Al ver todo esto, no pude evitar imaginarme estar viendo una escena de una película de mafiosos en la cual todos están en el entierro de la víctima de turno, con sus cabezas gachas y esperando que pase algo. O imaginarme en una misa en el momento en el cual el cura pide que reflexionemos sobre nuestras culpas y mientras unos se arrodillan, otros simplemente bajan la cabeza en actitud de respeto.

En mi caso, no creo que fuera ni lo uno ni lo otro. Es decir, ni eran mafiosos ni eran personas que reflexionaran por sus culpas –aunque nunca se sabe. Sencillamente todos estaban concentrados en ver (supongo que también leer) lo que su teléfono hiperconectado les tenía que decir. Es decir, que mientras estaban en Bruselas esperando un taxi, aún seguían en su oficina de cualquier lugar de Europa. Estaban ahí, conmigo, pero su mente a kilómetros de distancia. Las maravillas de la tecnología: poder estar y no estar en el mismo momento y en el mismo lugar. O quizás debería decir, la tragedia de las tecnologías que te permiten –y cada vez más- no estar donde estas.

La fila avanzaba y la rutina seguía. Alguien se incorporaba al final, alguien se iba en un taxi. Los gestos de cabeza gacha mirando la mano a la altura del pecho, se conservaban. La momentánea Mimi, tomó su taxi. Era mi turno. Tuve que esperar un poco más de lo que venía siendo la norma, lo que me dio la oportunidad que antes de subir al taxi poder dar una última mirada perdida a quienes se quedaban en la fila. La permanencia de los gestos de quienes esperaban, me hizo pensar en una larga fila de estatuas de ceniza que esperan a que un viento pasajero las hicieran desaparecer. Me alegré no quedarme allí.

Supongo que era mi cansancio el que me hacía ver la imagen del entierro, la iglesia, imaginar que compartía fila con Mimi, o la fila de estatuas de ceniza a punto de desaparecer. Pero al ver la cara y los monótonos gestos de las personas de la fila, creo que los cansados eran ellos. Los entiendo, tenían que estar en dos lugares al mismo tiempo: la fila en Bruselas y sus jefes –o subordinados- en otro sitio, sin poder estar en ninguno de los dos.

***

Algunas veces pienso que las tecnologías de las comunicaciones (con el internet como máximo ideal, y los teléfonos hiperconectados, como su materialización en la tierra) nos han permitido miles de avances en muchos campos y, en la dimensión personal, establecer (o mantener) nexos familiares o de amistad con personas que están en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, tengo la sensación que muchas veces estas tecnologías más que una ventana de conexión con el mundo, son una puerta de escape de nosotros mismos. Nos sentimos solos y necesitamos conectarnos con alguien dejando a un lado a quien tenemos al lado nuestro, o lo que es peor, con nosotros mismos.

Esta hiperconectividad en el plano laboral, nos hace creer que somos más eficientes al "estar" en dos lugares al mismo tiempo, pero en la dimensión humana, al mismo tiempo que somos más eficientes, es probable que seamos menos personas.

Hubo un tiempo en el que yo pensaba que estar de pie y con la cabeza inclinada, significaba un momento de tristeza o de reflexión. La hiperconectividad de hoy en día me dice que no es ni lo uno ni lo otro, sino que cada vez más es un gesto que representa ausencia, o justo lo contrario: una hiperpresencia, pero para el caso, me da la impresión que es lo mismo, pues como dice la caricatura que acompaña este último apartado: "las buenas noticias es que ellos están hiper-conectados. La mala, es que eso es todo lo que son".

lunes, octubre 18, 2010

De Zoociedades a Sociedades, solo hay un libro de distancia

Desde hace varios meses, cada vez que escucho a políticos, medios de comunicación, "Expertos" (así en mayúsculas y entre comillas) o al taxista del día, hablando sobre lo maravillosamente maravillosa que es la sociedad Europea en relación a otras culturas, y especialmente a las que migran, me acuerdo de los monos Bandar-log en "El Libro de la Selva".


Kipling describe a estos monos como un grupo de animales que viven en un templo en ruinas que ellos consideran prueba irrefutable de su superioridad frente al resto de animales y, por eso, entre otras razones, no se relacionan con el resto de animales de la selva. Son una zoociedad tan avanzada que ni siquiera necesitan leyes ni memoria (no tienen ni lo uno ni lo otro). Ellos no se acuerdan más alla del pasado inmediato y viven en el presente simple. Ellos dicen que son superiores y por el hecho de decirlo ellos, es verdad. Mogwli, al ver la forma que tienen de comportarse, piensa que fueron mordidos por Tabaqui, el chacal, que con su mordida transmite el dewanee (la locura).

Esto es lo que le dicen los Bandar-log a Mogwli:

"-Somos grandes, somos libres, somos admirables. El más admirable pueblo que hay en toda la Selva, somos nosotros. Todos decimos esto, de donde se deduce que tiene que ser verdad -gritaban-. Pero, ésta es la primera vez que puedes escucharnos y, seguramente, tendrás ocasión de repetir nuestras palabras al pueblo de la selva para que en adelante se fije en nosotros; por tanto, diremos cuanto se refiere a nuestras valiosísimas personas. "

"Mowgli no objetó nada a esto. Los monos, varios centenares, se reunieron en la terraza para escuchar a sus propios oradores. Estos entonaban alabanzas a los Bandar-log, y cuantas veces uno de los oradores callaba durante un instante para tomar aliento, los demás gritaban al unísno: "

"-¡Muy cierto! ésa es también nuestra opinión! "
Cuando leí eso, me acordé de las opiniones, declaraciones y acciones que recorren Europa frente a la inmigración (desde Berlusconi hasta Merkel, pasando por Francia, España, Bélgica, Holanda, Suecia...) y la imagen de Tabaqui como transmisor de la rabia, no pude evitar ligarla a la econocracia* que rige el mundo.

Yo, como Mogwli, espero no perder de vista La Selva.
__

* La econocacia seria una forma de gobierno basada en la economía, no sé si teóricamente está descrita, pero en la práctica, me resulta dificil encontrar mejor descripción.

PD1: Lo malo de esta entrada es que la hubiera podido escribir pensando en aquellos grupos sociales/políticos "muy civilizados y pacíficos" que llevan 50 años buscando y construyendo la paz en Colombia, y el resultado, las conclusiones y el sentimiento hubieran sido el mismo.


PD2: Cuando comencé a leer este libro no me esperaba encontrar un libro con la dureza y fortaleza de sus personajes. La versión edulcorada de Disney, no tiene mucho que ver con el libro, afortunadamente para nuestra infancia (o no).

viernes, octubre 15, 2010

Nueva etapa...

Comienza una nueva etapa en esto de intentar plasmar miradas perdidas en este espacio. Muchos cambios han pasado desde la última entrada (6 meses) y muchos más desde que la actualización dejó de ser periódica y pasó a ser esporádica. En esta nueva etapa lo único que intentaré será compartir con los habituales y no tan habituales visitantes, sensaciones recurrentes que tengo cada vez que leo un libro. Ellos serán ahora la disculpa para (re)reflexionar:

Sobre la naturaleza humana: no importa cuántas revoluciones francesas pasen en el mundo, ni cuantos mayos del 68 ocurran en nuestros países. Fuimos, somos y seremos pequeños Jean Valjeans, Werthers, Genovevas, Tom Joads, Faustos, Ferminas Dazas o sencillamente y nada más que un Pequeño Calvin (pero el de Calvin y Hobbes, no el otro).

Sobre los cambios sociales: Cambiamos para seguir siendo los mismos. Las sociedades injustas del pasado han sido reemplazadas, o mejor, han evolucionado hacia modernas sociedades educadas, pero en la mayoría de veces, igualmente egoístas e injustas. Desde la creación/aparición de la burguesía, por allá en el siglo XII, unos pocos siempre han vivido del resto y para contrarrestar eso la sociedad ha luchado por crear un sistema más justo… han muerto muchas personas, desaparecido muchas ideas pero seguimos luchando por lo mismo. Lo único que hacemos es nadar en un mar de plastilina (Gracias Caloche).

Sobre la creatividad: No desesperéis, todo está dicho, todo está sentido. Tus sueños, palabras y sensaciones, no son tuyas, tú les perteneces. Ellas son lo único perenne.


La pregunta del final de este texto sería “adonde quiero llegar con esta nueva fase”… pues, ya lo dijo Lewis Carroll en Alicia en el País de las Maravillas (por cierto, un libro que nunca pude terminar):

- Adonde quieres llegar?
- No me importa adónde…
- En ese caso, tampoco importa la dirección que tomes -le dijo el Gato
- …
- Eso es fácil de conseguir -le dijo el Gato- ¡No tienes más que seguir andando!

Así que los comentarios, las ideas sueltas y las ideas atadas, son bienvenidas.

Hasta pronto!... (espero!)

jueves, octubre 07, 2010

Yo sé que quieren que nos alegremos...

Dificilmente -y más después de tanto tiempo sin dejar un grano de arena por este espacio- podría un artículo resumir la complejidad de la situación de Colombia y la complejidad de los sentimientos que despierta la muerte de delincuentes. Hace algunas (muchas!) entradas escribí algo que pretendía hablar de lo mismo y plantear el mismo sentimiento que se describe en el siguiente artículo, sin embargo, como buen simple aficionado, no logré siquiera acercarme al fondo del sentimiento. Así que sin más... el artículo de William Ospina(*)

omchamat


_______

El viejo remedio
Por: William Ospina

Yo sé que quieren que nos alegremos con la muerte de Pablo Escobar. Yo sé que quieren que nos alegremos con la muerte del Mono Jojoy. Yo sé que quieren que nos alegremos con la muerte de Marulanda. Y que nos alegremos con la muerte de Desquite, de Sangrenegra, de Efraín González.
Yo no me alegro. No me alegra la muerte de nadie. Pienso que todos esos monstruos no fueron más que víctimas de una sociedad injusta hasta los tuétanos, una sociedad que fabrica monstruos a ritmo industrial, y lo digo públicamente, que la verdadera causante de todos estos monstruos es la vieja dirigencia colombiana, que ha sostenido por siglos un modelo de sociedad clasista, racista, excluyente, donde la ley “es para los de ruana”, y donde todavía hoy la cuna sigue decidiendo si alguien será sicario o presidente.

Tanto talento empresarial de ese señor Escobar, convertido en uno de los hombres más ricos del mundo, y dedicado a gastar su fortuna en vengarse de todos, en hacerles imposible la vida a los demás, en desafiar al Estado, en matar policías como en cualquier película norteamericana, en hacer volar aviones en el aire: tanta abyección no se puede explicar con una mera teoría del mal: no en cualquier parte un malvado se convierte en semejante monstruo.

Y tanto talento militar como el de ese señor Marulanda, que le dio guerra a este país durante décadas y se murió en su cama de muerte natural, o a lo sumo de desengaño, ante la imposibilidad de lograr algo con su inútil violencia, pero que se dio el lujo triste de mantener a un país en jaque medio siglo, y de obligar al Estado a gastarse en bombas y en esfuerzos lo que no se quiso gastar en darles a unos campesinos unos puentes que pedían y unas carreteras.

Yo sé que quieren hacernos creer que esos monstruos son los únicos causantes del sufrimiento de esta nación durante medio siglo, pero yo me atrevo a decir que no es así. Esos monstruos son hijos de una manera de entender a Colombia, de una manera de administrarla, de una manera de gobernarla, y millones de colombianos lo saben.

Por eso Colombia no encontró la paz con el exterminio de los bandoleros de los años cincuenta. Por eso no encontró la paz con la guerra incesante contra los guerrilleros de los años sesenta. Por eso no encontró la paz tras la desmovilización del M-19. Por eso no conseguimos la paz, como nos prometían, cuando Ledher fue capturado y extraditado, y cuando Rodríguez Gacha fue abatido en los platanales del Caribe y Pablo Escobar tiroteado en los tejados de Medellín, ni cuando murieron Santacruz y Urdinola y Fulano y Zutano y todo el cartel X y todo el cartel Y, y tampoco se hizo la paz cuando murió Carlos Castaño sobre los miles de huesos de sus víctimas, ni cuando extraditaron a Mancuso y a Don Berna y a Jorge 40, y a todos los otros.

Porque esos monstruos son como frutos que brotan y caen del árbol muy bien abonado de la injusticia colombiana. Y por eso, aunque quieren hacernos creer que serán estas y otras mil muertes las que le traerán la felicidad a Colombia, los desórdenes nacidos de una dirigencia irresponsable y apátrida, yo me atrevo a pensar que no será una eterna lluvia de las balas matando colombianos degradados, sino un poco de justicia y un poco de generosidad , lo que podrá por fin traerle paz y esperanza a esa mitad de la población hundida en la pobreza, que es el surco de donde brotan todos los guerrilleros y todos los paramilitares y todos los delincuentes que en Colombia han sido, y todos los niños sicarios que se enfrentan con otros niños en los azarosos laberintos de las lomas de Medellín, y que vagan al acecho en los arrabales de Cali y de Pereira y de Bogotá.

Claro que las Farc matan y secuestran, trafican y extorsionan, profanan y masacran día a día, y claro que el Estado tiene que combatirlas, y es normal que se den de baja a los asesinos y a los monstruos. Pero que no nos llamen al júbilo, que no nos pidan que nos alegremos sin fin por cada colombiano extraviado y pervertido que cae día tras día en la eterna cacería de los monstruos, ni que creamos que esa vieja y reiterada solución es para Colombia la solución verdadera. Porque si seguimos bajo este modelo mental, no alcanzarán los árboles que quedan para hacer los ataúdes de todos los delincuentes que todavía faltan por nacer.

Más bien, qué dolor que esta dirigencia no haya creado las condiciones para que los colombianos no tengan que despeñarse en el delito y en el crimen para sobrevivir. Qué dolor que Colombia no sea capaz de asegurarle a cada colombiano un lugar en el orden de la civilización, en la escuela, en el trabajo, en la seguridad social, en la cultura, en la sana emulación de las ceremonias sociales, en el orgullo de una tradición y de una memoria. Yo, personalmente, estoy cansado de sentir que nuestro deber principal es el odio y nuestra fiesta el exterminio.

Construyan una civilización. Denle a cada quien un mínimo de dignidad y de respeto. Hagan que cada colombiano se sienta orgulloso de ser quien es, y no esté cargado de frustración y de resentimiento. Y ya verán si Colombia es tan mala como quieren hacernos creer los que no ven en la violencia del Estado un recurso extremo y doloroso para salvar el orden social, sino el único instrumento, década tras década, y el único remedio posible para los viejos males de la nación.
____

(*)Este autor tiene otro artículo que describe la realidad colombiana de forma muy interesante: ¿Donde esta la franja amarilla?

lunes, marzo 08, 2010

Sobre votos, dinero y elecciones

El domingo pasado se hicieron las elecciones para congreso en Colombia. Pero a pesar de los avances que hemos vivido en los últimos años, muchos políticos desafortunadamente no han entendido que los votos son diferentes voces del pueblo por el que dicen sacrificarse y no un dinero que está en el aire. Al respecto, me encontré este fragmento en un cuento de Gabriel Gárcia Márquez...

Hasta pronto


omchamat

_______

-¿Qué haces aquí?

-C'est de la part de mon père -dijo ella.

El senador compredió. Escudriño a la guardia soñolienta, escudriño luego a Laura Farina cuya belleza inverosímil era más imperiosa que su dolor, y entonces resolvió que la muerte decidiera por él.

-Entra -le dijo.

Laura Farina se quedó maravillada en la puerda de la habitación: miles de billetes de Banco flotaban en el aire, aleteando como la mariposa. Pero el senador apagó el ventilador, y los billetes se quedaron sin aire, y se posaron sobre las cosas del cuarto.

-Ya ves -sonrió- hasta la mierda vuela.

_____
Muerte constante más allá del amor. Gabriel Garcia Marquez. La increíble y triste historia de la càndida Eréndida y de su abuela desalmada. Plaza & Janes. Barcelona 2002

lunes, marzo 01, 2010

Esto lo arreglamos entre todos

Desde sus inicios, este pequeño espacio ha estado abierto a aportes de diferentes personas. Este fin de semana generosamente una amiga muy querida quizó compartir conmigo el texto que aparece a continuación. Espero que esta no sea ni la primera, ni la única, ni la última participación de ella. En fin. Sin más preambulos. El texto.
omchamat
_____________


La semana pasada se presentó la Fundación Confianza, entidad sin animo de lucro cuya finalidad "es poner en marcha un proyecto que impulse en la sociedad unos valores, que actúen de palanca para la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis”. En este marco se crea “esto lo arreglamos entre todos”, una pagina web donde se cede espacio para que cualquiera aporte ideas “para arreglar esto”, para compartir experiencias, preocupaciones pero también historias inspiradoras de personas que con ilusión, entrega y compromiso han convertido una situación de crisis en una oportunidad para construir nuevos horizontes.


Ana Homet

-----

Supongo que hasta que uno no se acerca a la posibilidad de deslizarse por un abismo, no descubre todas las capacidades que guarda para enfrentar la vida y las dificultades que asoman en cada paso. Supongo que el miedo a ese abismo nos fuerza a tomar las riendas de nuestras vidas de forma adulta. Es decir, responsable, y sin depender de nadie más que de nosotros mismos. Y supongo, que el tema no es tanto “si nos dejan”, sino “a pesar de que no nos dejen”. Hablar, comunicarse, compartir, conocer las experiencias de otros no solo nos permite relativizar nuestros problemas y aprender de las experiencias ajenas en casos similares, sino que nos permite construir referentes y horizontes alcanzados por otros. Saber que alguien pudo lograr lo que apenas nos atrevemos a soñar, nos da licencia para creer que sí es posible y liberar nuestros potenciales para alcanzar nuestros fines. Independientemente de que los consigamos o no. Pero sobre todo, y lo más importante de este proceso, es el contacto con el otro, que nos aporta el calor humano y el apoyo que todos necesitamos para superar cada día, y para darle sentido a nuestra experiencia vital. Sin embargo, existe una carencia de espacio público. Y cuando digo espacio lo hago desde la perspectiva de espacio/tiempo. Esa carencia se traduce en soledades que empobrecen nuestro potencial para ser, para crear. Y en este caso para encontrar soluciones que, al final, van más allá del bienestar individual y que tiene que ver con una convivencia, equitativa, justa, y prospera para cada uno de los miembros de nuestra sociedad.

En el marco de esta todavía pequeña pero fantástica apuesta de espacio público de la Fundación Confianza, me gustaría proponer el impulso de acciones dirigidas a desarrollar una cultura del espacio/tiempo colectivo que nos permita comunicarnos, compartir y crear formas imaginativas de mejorar la convivencia, desde las estructuras más sencillas, hasta las más abstractas.

Pero como es una propuesta genérica y compleja, propongo algo un poco más concreto; por que no promover forums, ciclos y proyecciones de films donde la resiliencia sea la tónica dominante?. Hay películas que trasmiten y enseñan vivencias de personas y grupos que en momentos difíciles, con perseverancia, tenacidad, y actitud positiva, no solo consiguieron salir a delante, sino salir fortalecidos y acceder a una vida mejor. Sería una estupenda oportunidad para ejercitar la construcción de espacios comunes, de horizontes compartidos, donde desarrollar nuestra potencialidad y necesidad de comunicarnos. Una oportunidad para crear un espacio donde podamos aprender no solo de la historia de sus protagonistas, sino también de quienes las vemos.

A través del arte y de iniciativas de ocio como el cine, se podría tratar de acercar y vivenciar la experiencia de otros, con los que fácilmente nos podríamos sentir identificados, acompañados y menos aislados en nuestros problemas.

Muchas gracias por esta iniciativa!.

jueves, enero 28, 2010

¡Peligro! Alguien ha hablado (o pensado)

Hace dos días Álvaro Uribe, presidente de Colombia, sugirió, como medida para controlar la ola de violencia que (otra vez) vuelve a afectar a Medellín, “vincular a través de la fuerza pública mil jóvenes estudiantes de Medellín. ¿Requisito?, que sean estudiantes, como informantes de la fuerza pública para desterrar el homicidio”. Estas personas, mayores de edad, recibirán al mes 100.000 pesos, “a título de bonificación”. (Revista Semana)

Al respecto he oído todo tipo de comparaciones que van desde las juventudes hitlerianas hasta las Convivir (grupos de civiles armados que fortalecieron el proceso de conformación paramilitar en Colombia y que fueron concebidas durante el mandato de Álvaro Uribe en Antioquia). Comparaciones relacionadas tanto con la forma de la iniciativa como con su fondo, pero especialmente con las consecuencias que podía traer: desde ser una medida efectiva para disminuir la violencia, hasta ser una bomba de tiempo.

Casualmente a comienzos de esta semana leí un relato sobre como actuaban las redes de informantes durante la dictadura que padeció Rumania (1965-1989) bajo Nicolae Ceauşescu. Este texto, a mi parecer, demuestra la efectividad que tienen estas redes para disminuir la violencia -y, al mismo tiempo, otras cosas tan importantes como las mismas vidas que se buscan salvar.

"“Uno sabía que ese compañero que preguntaba ‘Qué dijeron ayer en RadioFree Europe’ o ‘quién te ha visitado por estos días’ era un informante de la Securitate. Cuando todos nos acabamos de convencer de que cualquier persona con la que hablábamos era un agente, los comunistas necesitaron recurrir menos a la violencia”, dice Anastasescu mientras acaba de extender su colección de periódicos."

Cuando Ceauşescu pierde el poder, el protagonista de la historia reúne a sus hijos para decirles algo muy importante:

"Los hermanitos se quedaron esperando que les dijeran que podían irse. Finalmente, era uno más de esos anuncios solemnes que hacía su padre. El señor Anastasescu se quedó callado un momento antes de darles una explicación: “No habíamos podido contárselos antes. Si ustedes lo repetían en la escuela, íbamos a tener problemas”. Ana se adelantó para hablarle al oído. Le dijo: “Habrías podido decírmelo en secreto”."

Textos extraídos de El Malpensante.

*Por cierto, y cometiendo el error de autocitarme, una entrada publicada en este mismo espacio hace un año y medio, describía un escenario ficticio inspirado en el libro de Animal Farm, de George Orwell. La entrada de hoy, me da la impresión que sencillamente ese escenario es mucho más real de lo que quiero reconocer.
----

Hasta una próxima... que espero sea pronto!
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...