jueves, enero 28, 2010

¡Peligro! Alguien ha hablado (o pensado)

Hace dos días Álvaro Uribe, presidente de Colombia, sugirió, como medida para controlar la ola de violencia que (otra vez) vuelve a afectar a Medellín, “vincular a través de la fuerza pública mil jóvenes estudiantes de Medellín. ¿Requisito?, que sean estudiantes, como informantes de la fuerza pública para desterrar el homicidio”. Estas personas, mayores de edad, recibirán al mes 100.000 pesos, “a título de bonificación”. (Revista Semana)

Al respecto he oído todo tipo de comparaciones que van desde las juventudes hitlerianas hasta las Convivir (grupos de civiles armados que fortalecieron el proceso de conformación paramilitar en Colombia y que fueron concebidas durante el mandato de Álvaro Uribe en Antioquia). Comparaciones relacionadas tanto con la forma de la iniciativa como con su fondo, pero especialmente con las consecuencias que podía traer: desde ser una medida efectiva para disminuir la violencia, hasta ser una bomba de tiempo.

Casualmente a comienzos de esta semana leí un relato sobre como actuaban las redes de informantes durante la dictadura que padeció Rumania (1965-1989) bajo Nicolae Ceauşescu. Este texto, a mi parecer, demuestra la efectividad que tienen estas redes para disminuir la violencia -y, al mismo tiempo, otras cosas tan importantes como las mismas vidas que se buscan salvar.

"“Uno sabía que ese compañero que preguntaba ‘Qué dijeron ayer en RadioFree Europe’ o ‘quién te ha visitado por estos días’ era un informante de la Securitate. Cuando todos nos acabamos de convencer de que cualquier persona con la que hablábamos era un agente, los comunistas necesitaron recurrir menos a la violencia”, dice Anastasescu mientras acaba de extender su colección de periódicos."

Cuando Ceauşescu pierde el poder, el protagonista de la historia reúne a sus hijos para decirles algo muy importante:

"Los hermanitos se quedaron esperando que les dijeran que podían irse. Finalmente, era uno más de esos anuncios solemnes que hacía su padre. El señor Anastasescu se quedó callado un momento antes de darles una explicación: “No habíamos podido contárselos antes. Si ustedes lo repetían en la escuela, íbamos a tener problemas”. Ana se adelantó para hablarle al oído. Le dijo: “Habrías podido decírmelo en secreto”."

Textos extraídos de El Malpensante.

*Por cierto, y cometiendo el error de autocitarme, una entrada publicada en este mismo espacio hace un año y medio, describía un escenario ficticio inspirado en el libro de Animal Farm, de George Orwell. La entrada de hoy, me da la impresión que sencillamente ese escenario es mucho más real de lo que quiero reconocer.
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Hasta una próxima... que espero sea pronto!
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