martes, diciembre 23, 2008

De la oposición política en Colombia (y otros males)

Esta entrada está escrita a cuatro manos y en dos tiempos: dos manos de un muy querido amigo que vive en Colombia y otras dos de quien desde la distancia lo único que puedo hacer, es ver lo que pasa en Colombia. Los dos tiempos se refieren a que la primera parte fue escrita hace un mes, la segunda esta semana.

Gracias por su compañía

omchamat

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Colombia es un país sui generis, todos los días se repiten los mismos hechos dramáticos y según las encuestas y los medios, el apoyo al gobierno y su gestión sigue siendo solida, como lo ha sido desde el primer período presidencial. Esto sería razonable si cada uno de estos hechos no fuera lo suficientemente grave como para que cualquier gobierno de cualquier país que fuera medianamente serio, entrara en crisis por esas mismas situaciones.

Durante el último año el gobierno actual ha enfrentado múltiples conflictos no relacionados con temas exclusivamente económicos, sociales o laborales: la legitimidad del presidente ha sido puesta en entredicho por un delito de cohecho en el cual están implicados dos ministros, sus asesores más cercanos y donde el máximo tribunal de justicia ya condenó a la receptora del soborno; el hermano del Ministro del Interior y Justicia está en la cárcel por complicidad con el narcoparamilitarismo; el ejército nacional –responsables que en este momento la guerra contra las guerrillas se esté ganando- en crisis por asesinato de inocentes fuera de combate… el listado, desafortunadamente, puede ser más largo.

En una verdadera democracia, esta mención no exhaustiva de eventos sería el perfecto caldo de cultivo para que nazca o se fortalezca un pensamiento y modo de actuar en que se oponga a la forma de gestionar esas pequeñas, pero constantes, crisis. Sin embargo solo nos encontramos con que los supuestamente mejores prospectos políticos de la oposición no están creando un proyecto político sólido, sino que están a la espera de que el mandatario actual ordene a sus correligionarios reformar la constitución para prolongar su mandato por 4 o más años, en cuyo caso aplazarían sus aspiraciones hasta que el “mesías” considere que cumplió su misión.

Tristemente, los partidos políticos que antaño mal que bien se disputaban el manejo del estado, renunciaron a su función natural de crear alternativas e imaginar y proponer nuevos escenarios, para dedicarse a llenar sus bolsillos con las dádivas que el ejecutivo reparte según sus personales intereses. Mientras esto ocurre con los “políticos tradicionales”, la incipiente "izquierda" se une con el "centro" buscando, infructuosamente, cohesionar un modelo alternativo de gobierno. En últimas, todo parece indicar que la política está en tan mal estado que todo aquel que llega al escenario político se contagia de una lucha fratricida por el poder: del partido, del país, del ministerio, de lo que sea. Sin embargo, y a pesar de la pérdida de espacio de los partidos tradicionales y el desaprovechamiento histórico de una inmadura oposición, los ciudadanos del común creyendo que el país y sus desgracias han tocado fondo seguimos impávidos mirando el horizonte.

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Un mes después de haber escrito las anteriores reflexiones, aparece un horizonte donde el congreso aprueba en medio de niveles de alicoramiento propios de un festín navideño, una reforma política cuyo único avance es retroceder en cuanto al castigo que merecen los dirigentes que se aliaron con el narcoparamilitarismo, para así poder conservar sus privilegios; el mismo congreso, con votos de la izquierda, elige un cavernario ultraderechista quemador de libros "inmorales" y que es enemigo declarado de las minorías por su condición religiosa, sexual y política; y, a última hora de la noche, como para culminar el festín democrático, aprueban la posibilidad de prolongar vía referendo un mandato presidencial que quiebra la constitución en la medida que rompe el equilibrio de los poderes y coopta para si los órganos de control.

Sin embargo, no hay que perder la esperanza, pues frente a este panorama, según una de tantas inútiles encuestas, somos uno de los países más felices del mundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

primera vez que entro a este blog, por el título esperaba encontrarme con un uribista fanático, pero al menos en este POST veo una posición critica y racional.

Unknown dijo...

Anónimo!...

Gracias por su comentario... en la polarización en que vivimos, reconforta saber que alguien piensa que estos textos pueden tener algo de crítica desde una posición no radical!...

gracias por su compañia!

omchamat

Anónimo dijo...

Lo felicito... las ideas estan muy bien planteadas. No creo que yo vea en mi tiempo de vida que iniciemos el camino al desarrollo. Y lo peor es que el nivel educativo de nuestro jóvenes es cada vez más pobre. En fin...

Candidatos Congreso dijo...

Que excelente artículo. Les recomiendo ingresar a Elecciones Colombia, una página web de elecciones dedicada no solo a los temas de las elecciones presidenciales sino también a las elecciones de congresistas, alcaldes y gobernadores, en la cual encontrarán información muy completa sobre candidatos colombianos, política y demás noticias relacionadas con las elecciones del 2010.

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