sábado, noviembre 03, 2007

¿A quién le pertenece mi tiempo?

Que el hombre vuelva a capitalizar siglos en vez de capitalizar leguas. Que la vida humana sea más intensa en lugar de ser más extensa.
La Penúltima Versión de la Realidad. Jorge Luis Borges. 2005. Instituto Cervantes, RBA, Barcelona.

Hay días en que me cuesta creer en el sentido humano de la vida misma. Momentos en que la monotonía de mis actos no hace otra cosa que ratificar la irracionalidad de mis motivaciones.
omch

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Primera imagen:
Es un sábado cualquiera, cinco de la tarde. Salgo a caminar y me siento en un parque. Entre los niños que disfrutan de si mismos, me fijo en un par de perros peleando por un juguete que creen les pertenece y que una vez uno de ellos (el más pequeño y ruidoso) logra su posesión, sale corriendo donde su dueña a entregárselo y repetir el ritual. El juguete se lo da a una señora de unos treinta y cinco años vestida para un sábado de descanso: pantalones anchos, camisa de algodón con colores vivos -seguramente entre semana prefiere colores neutros y texturas frías para no llamar la atención en el trabajo-; no parece ni muy adinerada ni muy apurada económicamente. Pero hay algo que hace que me fije en ella de manera especial: una conversación por uno de esos teléfonos de última tecnología que, según la publicidad, te permite conectarte donde quiera que estés (creo que la realidad es que te impide desconectarte donde quiera que estés) y de la cual, por la vehemencia de su gesticulación y el tono de voz que sube momentáneamente, apenas logro captar algunas palabras: "entregas", "urgente", "¿ahora?". Sin duda está tratando de solucionar algún inconveniente en el trabajo. La compadezco.

Segunda imagen:
Esa visita al parque me hizo recordar el cuento de Borges con el cual comienzo esta entrada, donde se propone como principal diferencia entre el ser humano y el resto de la naturaleza es que nosotros podríamos -es una posibilidad- acumular tiempo mientras que las plantas acumulan energía y los otros animales distintos al ser humano, territorio. Cuando Borges dice "acumular tiempo", se refiere a la capacidad que tiene el ser humano para acumular conocimiento: el tiempo materializado en una idea, una tecnología, una palabra o un libro es a lo que se refiere el autor. Cuando los españoles llegaron a América no eran conscientes de este hecho y dieron por sentado que el tiempo, y por lo tanto el conocimiento, de los indígenas no servia para nada y era necesario crear una taula rasa sobre la cual comenzar a escribir la historia.

Tercera imagen:
Sigo sentado en el parque; aunque la señora no ha dejado de hablar por el teléfono, lo sigue haciendo de una manera más tranquila, pero con el ceño mucho más fruncido; los perros no han dejado de correr una y otra vez detrás de "su" juguete; aparece en mi mente Borges y su concepto de acumular tiempo. Sin quererlo se unen esas tres imágenes en una misma pregunta: ¿acaso no estamos actuando como esos perros que luchan por un juguete?.

El ritmo de vida de la actualidad nos condiciona a evitar actuar en contra de lo que nos hace diferentes del resto de seres vivos. Es decir, buscamos que nuestra capacidad de acumular conocimiento, experiencias y en últimas, tiempo, sea reemplazada por nuestra capacidad no-humana de acumular energía (dinero) y espacio (bienes materiales: una casa grande, un viaje al otro lado del planeta que nos permita sentir que el mundo es pequeño). Cada vez luchamos por tener más, con la estúpida ilusión que cuando tengamos lo suficiente (lo cual rara, muy rara vez ocurre) podamos dedicarnos a acumular tiempo. Vivimos empeñados -en el sentido literal y figurado de la palabra*- en comportarnos como animales para ver si algún día podemos comenzar a ser seres humanos. Mantenemos, como los perros del parque, una lucha con nuestro vecino por un juguete que creemos que nos pertenece, pero cuando lo tenemos en nuestro poder, en lugar de poder disfrutarlo, tenemos que entregarlo a su verdadero dueño. Vivimos con la ilusión de pensar que el sábado en la tarde es para nosotros y para aquellos que nos hacen ser seres humanos. Pero mentira, vivimos en función de aquello que nos permite acumular energía y espacio. Por eso creo que en esta zoociedad quien triunfa, quien tiene la jaula más grande, es quien es más animal, no quien más la necesita. El "triunfador" en el mundo de hoy, es quien ha logrado acumular más energía y territorio, no quien es más humano -por supuesto que no me refiero al sentido "humanitario", lo digo en el sentido borgiano de acumular conocimiento y experiencia.

Según mi mínimo conocimiento en antropología cultural, casi todas las tribus que aún existen en el mundo, al igual que sus antepasados, comparten una reverencia y respeto hacia las personas mayores. En esas culturas los mayores son la fuente de sabiduría y conocimiento. Ellos tienen la última palabra, son los que han acumulado la historia de su pueblo. Sin embargo en nuestras zoociedades, estas personas parece que no existieran. El ritmo de vida de hoy necesita animales de reflejos rápidos, no la lentitud de quien ya posee el tiempo. Necesita de energía, no de sabiduría. Necesita materia, no conocimiento. Necesita animales, no personas.

Imagen final:
Sigo en el parque. La señora del teléfono ya ha dejado de hablar y parece más relajada jugando con sus perros. El timbre de su teléfono le vuelve a sonar. Esta vez parece que es algún familiar: su voz se suaviza y sus gestos mucho menos categóricos. Un remedo de sonrisa aparece en su boca (aún hay rastros del disgusto que le dejó la llamada anterior). Entre ladridos de perros y gritos de niños alcanzo a escuchar: "no mamá, no puedo ir a cenar esta noche, me llamaron del trabajo y tengo que pasar por la oficina... si, lo sé, hoy es sábado... ¿que te parece si nos vemos la otra semana?". Mientras observo la mirada perdida de la señora (¿se estará preguntando por el trabajo o por su madre?), uno de sus perros se acerca a mi. Me huele. Suena mi teléfono y el perro sale corriendo asustado. No conozco el número. ¿Será mi jefe?.

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*empeñar: 1. tr. Dejar algo en prenda como garantía del cumplimiento de un compromiso o de la devolución de un préstamo. 6. prnl. Insistir con tesón en algo.
Diccionario de la Real Academia Española.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

esta es una mirada perdida, que necesariamente aparecera reflejada en inquietudes, preguntas y nuevas reflexiones de los que periodicamente visitamos esta pagina.Excelente mirada esta de hoy...............O.G.CH.

Unknown dijo...

OGCH
Como siempre, gracias por sus palabras, de verdad que me alegra pensar que estas miradas perdidas pueden ser objeto de reflexión para quien está al otro lado de la pantalla.

omch

Anónimo dijo...

Pues si, la verdad es que nuestra sociedad es demasiado imponente como para ejercer eso de ser individuo. Lo cierto también es que cada cual es libre de dejarse presionar o no. Ejercer el derecho de ser individuo tiene sus desventajas, pero como todo en la vida, la libertad tambien cuesta. El punto es hasta donde está dispuesto cada cual a renunciar a ciertas comodidades que la sociedad ofrece para ser mas individual y un poco mas "humano" (de borges como lo dices tu). Parece que la gente no la pasa tan mal... (un último comentario que aprendí de un amigo catlán (lo digo por lo escatológico), "la mierda es buena, millones de moscas no pueden estar equivocadas"

Unknown dijo...

Patricialinda
Al parecer todo se reduce a ser mosca o no.
gracias
omch

Sòcrates dijo...

Mi conclusión difiere de la expresada en la tercera imagen. Siempre he considerado que el problema de nuestra especie es haberse alejado de su lugar (creo que se llama "nicho ecológico"), y en su desplazamiento haberse considerado superior al resto de los seres vivos. No hay ningún animal que acumule más de lo que prevé que pueda necesitar para sobrevivir, o que luche con los de su especie por algo que no sea perpetuar sus genes o conservar el territorio que va a necesitar para conseguir el alimento necesario. De aquí que, orientado por el Génesis judío, cuando habla de la prohibición única y expresa de "ocupar el centro del Edén", haya llegado a la conclusión de que el pecado consiste en no reconocernos como seres vivos, y tener de nosotros mismos una imagen de Héroes mitológicos (Estamos hechos a imagen y semejanza de una quimera, un efecto espúreo de los límites de la inteligencia, al cual le hemos puesto una infinidad de nombres, y a veces ni siquiera nos atrevemos a nombrar).
Lo siento, SOY UN ANIMAL, de la familia de los primates; quiero sobrevivir, quiero sentir la compañía de mis congéneres, he transmitido mis genes, e intento que mi descendencia domine todo lo que necesita para sobrevivir, y para darse cuenta que l único triunfo que tiene sentido es la victoria sobre el sufrimiento. Quiero que mi especie se perpetúe, y por eso mismo, quiero que mi especie recuerde cuál es su lugar, y abandone el centro del Edén, y se dé cuenta de que Dios está hecho a imagen y semejanza de aquel animal que lo pensó, en los albores de la razón. Quiero estar contigo y jugar con la pelotita, o hueso, o lo que fuera aquél juguete, sin considerar si alguno de los dos pudiera ganar o perder... simplemente llenando mi tiempo con tu compañía, haciéndonos cómplices en el tiempo. Quiero ejercer de animal como manda la naturaleza, y no de hombre como Dios manda.
-¡Joé!- me parece que m¡he pasao en la extensión del comentario...
Por lo demás, ¡muchas gracias por esta preciosa postal!

Unknown dijo...

Tristemente algunas veces el pesimismo hace más llevadera la vida. La ilusión, o esperanza, de que la vida es justa/buena/feliz algunas veces deja el sinsabor de la insatisfacción, de los sueños rotos.
No siempre el trabajo será la realización personal que soñamos, no siempre años de esfuerzo nos traeran un período de descanso para disfrutar la vida. Mi futuro como empleado todavía son 40 años más de trabajo para aspirar a una jubilación... así que ¿por cuanto tiempo podré disfrutar mis años de esfuerzo?... aún peor ¿que hacen magnates de 60 - 70 años aún trabajando? no necesitan trabajar para vivir, pero su rutina los domina.
Bajo esta imagen, ¿no es preferible asumir que probablemente trabajar es un mal necesario, que todas las actividades "sin sentido" que a diario realizamos son en cierta forma, lo que llamamos vivir? ¿Es conveniente entender que estamos subordinados a leyes económicas o superfluas, que mi rutina del día a día (bien sea una monja de clausura o un Marco Polo) son las cosas que construyen mi vida, en lugar de esperar por aquello que, bajo una visión pesimista, nunca llegará.
Mucho del sentido que tiene cada mail de trabajo que enviamos, cada tabla de excel que hacemos o cada tarea repetitiva y monótona que realizamos, dependerá del ojo con que lo estemos viendo... y prefiero un ojo que vea mal a lo lejos, al futuro lejano, pero que me ayude a ver las cosas mejor de cerca.
Comparto lo que dice Rafa, pues también me siento un animal... no todo lo que haga debe tener un sentido inmediato; la vida también esta formada por la rutina y por esas cosas que no tienen razonamiento ni profundidad, pero el valor agregado que le podemos dar a todo esto dependerá de lo que nos separa de los animales, el buscar un sentido más allá de lo inmediato a todo lo que hacemos. Asi que al final, ni lo uno ni lo otro, este será un tema que me llevará a una larga reflexión.
Un abrazo!

JM

Unknown dijo...

Rafa,

Quizás suene contradictorio lo que voy a escribir, pero creo que vale la pena hacer la aclaración. Cuando me refiero a que nos hemos olvidado ser humanos y nos hemos convertido en animales no lo digo en el sentido que los animales están por debajo de nosotros. Lo que quiero decir es que no somos conscientes del hecho que nuestro comportamiento no difiere en nada de aquello de lo cual nos tratamos de alejar. Como dice el refrán popular "vemos la astilla en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio". Nos creemos diferentes pero al final somos aquello que tratamos de no ser.

Espero haberlo podido dejar claro, pues estoy totalmente de acuerdo contigo en el sentido que el ser humano es sencillamente un animal más.

Creo que tu resumes perfectamente lo que quiero transmitir cuando escribes "Quiero estar contigo y jugar con la pelotita, o hueso, o lo que fuera aquél juguete, sin considerar si alguno de los dos pudiera ganar o perder... simplemente llenando mi tiempo con tu compañía, haciéndonos cómplices en el tiempo.", pues es precisamente ese "llenar mi tiempo con tu compañía, lo que nos hemos olvidado.

Gracias por tu interesante comentario.

Saludos

omchamat

Unknown dijo...

Juan Manuel,

Por supuesto que la vida es rutina, que estamos sometidos a unas reglas sociales y económicas que nos dejan poco espacio de maniobra para tener una visión optimista del futuro. Mi reflexión va en el sentido de la rutina y del orden de prioridades. Por supuesto que el trabajo es parte de los males necesarios, o de los bienes indispensables, como se quiera ver, pero aquí viene la pregunta del millón: ¿hasta que punto vale la pena que el trabajo restrinja las posibilidades de "llenar mi tiempo con tu compañía"?.

No puedo estar más de acuerdo cuando dice que "prefiero un ojo que vea mal a lo lejos, al futuro lejano, pero que me ayude a ver las cosas mejor de cerca". Creo que esa es la clave de la felicidad. El disfrutar día a día lo que tenemos cerca. Lo que nos espera en el futuro, ya nos llegará.

Gracias (como siempre) por el comentario

omchamat

Anaiz Quevedo dijo...

Oscar:
Las veces que he leído tu blog encuentro reflexiones profundas.
El tiempo, tan relativo, abundante y a su vez aparentemente escaso en estos tiempos. Y digo aparentemente porque cuando veo a personas que deciden vivir diferente y burlarse del reloj y adueñarse de su propio tiempo para en verdad vivir, creo entonces que sí es posible empezar a Ser Humano.

Comparto este extracto de un escrito que hice hace más de mes y medio sobre el poco tiempo que le queda a los caraqueños.

“Hay momentos que uno debe procurarse para sentir que estamos vivos.

Nuestros ancestros Caribes tenían claro, muy claro que había que vivir para disfrutar y no vivir para trabajar. (Ojo no eran flojos, que no tiene nada que ver)

"Estoy pero no me siento. Corro con las manecillas del reloj y a veces hasta voy más rápido. Me pierdo el sol que baña las faldas del Avila y no veo las aves que felices surcan un cielo que todavía es azul. No me fijo en la brisa ni en el amanecer.Debo llegar, al menos cinco antes de las 8am para que no digan que llego tarde. Vengo y voy. Aunque mi horario es flexible , me guste mucho mi trabajo y crea en mi poder interior,. Mi danza libre se ha ido reduciendo y simplemente me resisto. Soy un crisol de razas, pero tengo que admitir que mi sangre aborigen reclama a diario lo que he dejado de ser y hacer. He dejado de correr descalza por el parque, de abrazar a un árbol o escuchar el sonido del viento. Y uno no puede desconectarse de esta manera porque la vida en el concreto no me da las señales únicas como las que una puesta de sol me puede dar. Que cosas ¿no?, tanto correr de aqui allá para llegar a tiempo a alguna parte y no terminamos de llegar a donde verdaderamente tenemos que arribar".

En medio del ajetreo entiendo que Ser humano no es un punto de partida, es el punto de llegada en esta vida.

Anaiz Quevedo

Unknown dijo...

Anaiz,

Gracias por tus palabras de verdad.

Me encantó tu frase de "Que cosas ¿no?, tanto correr de aqui allá para llegar a tiempo a alguna parte y no terminamos de llegar a donde verdaderamente tenemos que arribar", pues al final es la sensación que tengo con esta y otras entradas...

hasta pronto... espero!!!

omchamat

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