En algo debo cambiar pues creo que lo que somos es tan solo una larga, constante e inacabable suma de ritos y ceremonias. Algunos ejemplos:
- el día antes y el día después de la ceremonia de grado del colegio o de la universidad, somos igual de ignorantes ante nosotros mismos, pero ante los demás somos receptores de un conocimiento inmenso, tan inmenso, que rara vez podríamos saber cual es;
- los padres que quieren garantizarle a su hijo vida eterna después de la vida finita por el solo hecho de bautizarlos, mientras que otros pretenden darle una “bienvenida cívica” a sus hijos para que así no caigan en la confusión de la religión;
- unos se casan ante un frio y monótono juez y ese es el día más feliz de su vida, en cambio, para otros el día más feliz es cuando el cura les dice “puede besar a la novia”;
- los españoles cuando llegaron a América se sorprendieron de los ritos salvajes de algunos indios que decapitaban a sus enemigos o adoraban al sol; estos mismos indios no podían creer en las bárbaras costumbres de los españoles de quemar a los herejes y adorar dos palos en forma de cruz.
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