martes, junio 28, 2011

Grecia + Europa + Contradicciones= una microentrada

A raiz de la crisis económica que se vive en Europa... una entrada que se la debo a la misma persona que provocó la entrada anterior. Este blog agradece sinceramente a DEP por sus inesperadas aportaciones a este blog. 
omchamat

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homeless: sustantivo plural. la gente sin hogar or sin techo

Tu invitas a un homeless a vivir en tu propia casa. Lo tienes viviendo mucho tiempo y lo haces sentir como si fuera de la casa e incluso sientes que realmente hace parte de ella hasta el punto que pasas vacaciones en donde el suele vivir. El homeless se siente tan a gusto que te ayuda con la casa –va a comprar a tus propios supermercados y tus propios productos con el dinero que tu le prestas- y lentamente comienza a vivir como si fuera un ex-homeless en tu propia casa. Sin embargo, con el tiempo, descubres que esto de prestarte tu propio dinero y comprarte tus propios productos utilizando un testaferro no es tan buen negocio –el homeless no puede pagarte intereses sin tener que volver a prestarle dinero para que te pague deudas e intereses.

Llega el día en que ese círculo vicioso termina por agrietarse y hacer insostenible la relación de convivencia (¿conveniencia?). El homeless no quiere volver a la calle y tu lo quieres echar por “recostao”.

Y aquí estamos… Esperando saber que hará el dueño de la casa con el homeless y el homeless con el dueño de la casa -eso si, todo dentro de la más estricta democracia ( o "deudocrácia" como el nombre de un documental griego al respecto de todo esto).

Vox populi, Vox Dei.
O mejor, Vox Bank, Vox Dei

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Todo lo anterior no quita que la enfermedad del “nuevo rico” me parezca el desencadenante de toda esta situación… Esta microentrada tiene como único objetivo dar otra luz, una luz más vinculada a la moralidad, lo que nos hace humanos, y menos a la economía, lo que nos hace vivir más cómodamente.

miércoles, junio 22, 2011

En épocas de reivindicación, reivindico.

reivindicar.
(Del lat. res, rei, cosa, interés, hacienda, y vindicāre, reclamar). 1. tr. Reclamar algo a lo que se cree tener derecho.
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En un reciente viaje a una casa rural de Francia, tuve la posibilidad de volver a aplicar mi criterio de cuando estoy de vacaciones: no teléfono, no internet, no noticias, no televisión, es decir, no información. Una vez de regreso a Barcelona me “sorprendió” darme cuenta que el mundo seguía existiendo sin yo saber nada de él, y confirmar lo que siempre siento cuando regreso de vacaciones:   el 99,99% de la información del mundo no es relevante para mi vida cotidiana.

Un gran amigo –que disfruta estar conectado 24h a internet- al decirle que yo no quería internet 24h en mi teléfono hoy me dijo sabiamente que “eso decía mi agüelito del teléfono móvil : "¡yo para que quiero que me llamen todo el día!"… No sé si el abuelito de mi amigo ya tenga teléfono. No sé si yo ya soy un abuelito por estar quejandome de los avances tecnológicos. No sé. Pero sé que tengo el derecho y deber de reinvindicar la libertad, o al menos mi concepto de libertad. 

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Algunas veces, muchas diría yo, siento que nuestro último reducto de libertad, el último espacio que podremos reclamar como nuestro, es el derecho a no estar informados –o mejor, el derecho a estar desactualizados, pues estar informados es un sueño y el conocer lo que pasa en el mundo, una utopía. Por eso:

  • Reivindico el derecho de tener la posibilidad de desconectarme del mundo que vaya más allá de donde llega el más fuerte de mis gritos.
  • Reivindico el derecho a no estar sobreinformado.
  • Reivindico el derecho de no sentirme bicho-raro por el hecho de no querer tener internet en mi teléfono móvil.
  • Reivindico el derecho a sentirme libre aún sabiendo que me gusta estar atado a una desconexión virtual y, en contraposición, reivindico el derecho a sentirme esclavo de la (supuesta) libertad que me da la información.
  • Reivindico el derecho a no sentir angustia cuando pienso que por el hecho de no estar 24 horas al día conectado me estoy perdiendo de la última noticia, de la última tragedia o del último gol de un partido.
Claro, siempre podremos apagar la conexión y quedarnos con el teléfono -el omnipresente teléfono móvil-, pero quien, en su sana lógica es capaz de activarlo solo cuando realmente lo necesita?... y aún más... alguien me puede decir cuando la conexión 24h de internet es realmente necesaria?

Sin embargo:
  • Reivindico el derecho a retractarme de todo lo que acabo de escribir cuando de aquí a tres años –¡o menos!- cuando tenga internet en mi teléfono y me sorprenda de cómo podía vivir sin eso.
  • Reivindico el derecho a que una vez tenga internet 24h en mi teléfono móvil, me sienta libre por ser esclavo de un nuevo amo. Un amo que no reemplaza a uno existente, sino que se une a los que ya son –y serán- dueños de mi vida.
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