viernes, marzo 02, 2007

Grandes anuncios para grandes propósitos

Diariamente retomo algunas de las muchas batallas que tengo con varios molinos de viento. Sin embargo la que puedo librar más habitualmente es pensar que cuando yo utilizo el servicio público en lugar del vehículo que tenemos en casa aparcado desde hace casi un mes, no solo estoy evitando el tráfico cotidiano, sino que contribuyo a evitar que se siga contaminando el medio ambiente. Con estas batallas diarias el único triunfo al que puedo aspirar es cada noche ir a la cama con la conciencia tranquila de saber que el planeta al final del día estará más contaminado, pero a pesar de eso, dormir tranquilo.

Hoy después de salir de esa batalla perdida contra la contaminación del planeta, es decir, salir del metro, me encontré con un aviso en uno de los buses urbanos de Barcelona que dice que funciona con gas natural. Grandes anuncios para grandes propósitos. Estos buses hacen parte de una campaña del gobierno central con el objetivo de que España deje de ser uno de los países más contaminantes de Europa y el que menos cumple el Protocolo de Kioto. La satisfacción de no sentirme solo en mi lucha con los molinos de viento duró hasta que cambio el semáforo y los peatones pudimos cruzar.
Justo al otro lado de la calle hay un puesto de revistas donde el "pan caliente" son los periódicos. Como hago todas las mañanas cumplí con diario deber de desinformarme leyendo la primera página de cada uno de los periódicos. Por encima del siempre constante tema de la "crispación política entre los partidos", me llamó la atención ver anunciado en primera página el aumento de venta de coches 4x4 para uso urbano. Es decir, que mientras que yo iba en un metro casi sudando debido a la calefacción "siempre-en-verano" que se usa en esos vagones, otras personas utilizaban el trozo de aire que yo dejaba de contaminar, para ocuparlo con sus no-se-cuantos-caballos de fuerza destinados a mover a una persona de 80 kg entre su gimnasio, su casa y el trabajo. En fin, son batallas contra molinos de viento.

Es curioso como el tema de la contaminación se asume en diferentes partes del mundo. Cuando vivía en Bogotá, el día sin carro -un día que se celebra en muchas capitales del mundo y durante el cual todos los desplazamientos se deben hacer en transporte público-, vi como este objetivo se cumplía en un porcentaje bastante elevado. Sin embargo cuando llego a Europa y veo que ese mismo día sin carro teniendo el mismo objetivo se cumplía de una manera muy diferente. Se cerraban unas cuantas calles al tráfico rodado y los políticos de turno anunciaban sus medidas para reducir la contaminación estimulando el uso de energías alternativas, promoviendo el transporte público y anunciando las medidas correspondientes. Pero eso era todo: un atasco de unas cuantas calles, un par de declaraciones políticas y el cubrimiento de los medios al respecto.

Una de las alternativas propuestas para combatir la contaminación producida por el transporte, es el fomento de combustibles menos contaminantes, y por eso el bus que vi a la salida del metro. Mientras escribo esto me acuerdo de la sorpresa que le causo a un amigo español de visita en Ibagué cuando llegando a una estación de gasolina, vio una "marea amarilla" formada por taxis. La primera reacción de él al ver tal cantidad de taxis concentrados, fue pensar en una huelga, un reten o cualquier cosa ligada a los tópicos que se manejan respecto a Colombia. Su sorpresa aumentó cuando vio que lo que estaban haciendo todos esos taxis era hacer fila para llenar su deposito con gas. Luego le explique que no solo los taxis utilizaban esta tecnología, sino que también la usan los buses urbanos y que cada vez hay más estaciones de gas por la ciudad. Mi amigo no pudo dejar de seguir sorprendiéndose. Colombia en cada esquina le deparaba una sorpresa.

Hace un par de semanas en mi labor desinformativa leía como los campesinos mexicanos estaban organizando marchas por el aumento de costo uno de sus principales alimentos: las tortillas de maíz. La razón se encontraba en que los Estados Unidos estaba comenzando a consumir combustible derivado del maíz y eso había llevado a que los precios de ese grano se dispararan. Dentro de poco, los cultivos de maíz serán tan importantes como los de petróleo hoy en día. Sin embargo como hoy en día, los productores seguirán siendo pobres, y los consumidores, ricos. Si queda duda, ¿hoy en día que países exportadores de petróleo tienen un nivel de vida tan alto como los países que lo importan?

Al final, quizás el quid del asunto consiste en entender que el desarrollo sostenible es un proceso por medio del cual los ricos se desarrollan mientras los pobres los sostienen.

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Reflexión inspirada desde tiempo atrás por Juanchumas. Merci

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