miércoles, agosto 30, 2006

El guardian de la selva


Violeta llevaba 15 años trabajando como enfermera en un moderno y tecnificado hospital barcelonés. Llegó a esta ciudad siguiendo a aquél con quien compartía sueños y lecho. Antes de cruzar el gran charco, trabajaba como enfermera en su Perú natal. Su Perú querido.
Era la primera vez que nos veíamos y, pocos minutos tras conocernos, estábamos compartiendo viejos recuerdos y futuros proyectos. Le confesé mi próximo trabajo en el trópico y así fue cómo me habló de Chullachaqui, el duende de la selva.
"Cuando viajes al trópico, deberás cuidarte de él. Tiene forma humana, hasta puede tomar el aspecto de un conocido o ser querido.
Es el guardián de la selva, y la protege castigando o premiando (según merezca) al intruso.
Se presenta a foráneos que caminan solos por los verdes y tupidos senderos. Confiado, el forastero seguirá sus pasos y se extraviará en la selva. Eso sí, sin sufrir daño alguno.
El Chullachaqui también puede premiarte con su amistad, brindándote los secretos recursos de su hogar.
Le reconocerás por sus pies falsos: uno humano y el otro de animal o de tronco"
Y ese fue el consejo de Violeta, entre los monótonos sonidos de las máquinas del moderno hospital:
"Fíjate bien en los pies de tus conocidos cuando atravieses los caminos de la selva: Chullachaqui está aguardando..."

Akram

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bro, no sobra un comentario para decirle que estamos aqui todavía. Sigo pendiente de las miradas perdidas... jajaja, y además da un poco de pesar ver los "0 Comments" en cada mirada.

Un abrazo,

JM

Anónimo dijo...

Oscar, Arregla lo de las tildes y los caracteres especiales; vas a perder a tu clientes habituales...

Saludos

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