viernes, diciembre 01, 2006

Se incendió el edificio más alto del mundo

En este blog me he aprovechado de muchas fuentes, principalmente noticias y libros. No había utilizado textos de otros blogs por respeto y sobretodo por no caer en la provocadora tentación de admirarnos mutuamente el ombligo: "yo te cito en mi blog, tu me citas en tu blog". En esta ocasión, como sé de lo lejos que estoy de la calidad del autor del blog al que cito y la "imposible imposibilidad" que él me cite en el suyo, tomo prestado un pequeño fragmento de su blog que considero muy apropiado para los tiempos que corren hoy en día donde los "ismos" (eg. nacionalismo, racismo, uribismo, laicismo, islamismo...) dominan, desde el miedo, el mundo.
Recuerdo que en mi casa se contaba esta anécdota: hacia el año 1940 apareció en la primera página de El Colombiano un gran titular con la siguiente noticia: “Se incendió el edificio más alto del mundo”. En pocos minutos masas de medellinenses se aglomeraron alrededor de la Plazuela Nutibara pues todos los ciudadanos querían ver cómo se había quemado el Hotel Nutibara, inaugurado pocos meses antes. Estupefactos, se enojaban con el periódico, por mentiroso, al constatar que el edificio más alto de Medellín seguía intacto. Por eso, al final de la anécdota, aconsejaba siempre mi papá: “Cuando empieces a ver muy alto el edificio de Coltejer, es hora de que empaques las maletas y te vayas a hacer un viaje.”
Hector Abad Faciolince
Hace poco en un viaje desde Barcelona hasta París con mi compañera de vuelo hablábamos sobre las entrevistas que se hacen para contratar personas, ella me describió la última que tuvo que presentar para acceder su actual trabajo. Además de las típicas preguntas relacionadas con su preparación profesional y su experiencia, ella me contó que a pesar de haber vivido toda la vida en la misma ciudad que su entrevistador y estar realizando la entrevista en el mismo idioma, el único momento en que vio que la entrevista no iba por buen camino fue cuando le dijeron: "pero es que con estos apellidos... yo no sé si puedas entender la empresa". Después de constatar que yo había entendido bien, le pregunté sobre que pensaba ella de esa situación. Ella me dio una respuesta que considero valida para cualquier forma que tome el ismo:

- Oscar, me dijo, todos los nacionalismos se curan viajando, ahora que mi entonces entrevistador y ahora jefe ha viajado por el mundo, ya no se fija tanto en esos detalles. Claro, esto lo entiende ahora que ya se cambio su apellido para hacerlo más "nacional".

Desde que oí esta situación y ese sabio consejo, siempre tengo listas mis maletas para cuando comience a sentir que el centro del mundo queda cerca de mi casa.

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* La próxima semana son vacaciones en España, así que probablemente no pueda actualizar este espacio hasta el próximo 11 de diciembre... y como "donde fueres has lo que vieres" y que "en Roma has lo que hacen los romanos", yo también estaré offline.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un buen inicio para este mes en que ya todos tenemos por lo menos la cabeza lejos de casa. los que pueden más, hasta las maletas. hay más cosas y más ismos contra los cuales también vacunan los viajes. yo, que soy de esa ciudad de la que habla Habad, donde tan acostumbrados estamos a ver sólo las montañas, nada más que las montañas y sobre todo, nada más allá de las montañas, únicamente saliendo de este valle de lágrimas he aprendido a quererlo desde lejos y a valorarlo en su real dimensión

Unknown dijo...

Como en casi todas las cosas importantes de la vida, la distancia, permite ver más claramente los pequeños detalles que la cercanía nos magnifica. Es como cuando uno ve una foto en un periódico, si se acerca demasiado, lo único que se ve son punticos negros, en cambio si se aleja la foto va tomando forma.

fins aviat

omch

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