martes, enero 16, 2007

Sobre nuestra responsabilidad (I)

En la entrada anterior uno de los comentaristas tocaba un tema muy interesante y que se ajusta a esta entrada que casualmente venía "masticando": la responsabilidad de nosotros como inmigrantes en el proceso de integración en la sociedad de acogida.

La victimización, entendida como el sensación de pensar que el entorno es el culpable de las circunstancias personales, es el mecanismo de defensa en el que más frecuente y fácilmente caemos los inmigrantes cuando llegamos a una nueva sociedad. Pensamos que aunque hacemos todo lo posible por integrarnos, la sociedad "de acogida"no hace el mismo esfuerzo por arroparnos -como lo dice otro de los comentaristas- y aceptarnos. En algunos casos aislados esta afirmación es válida, sin embargo, la constante ocurrencia de "hechos aislados" configuran una imagen que se acerca más al de una sociedad que rechaza al inmigrante en lugar de aceptarlo, que representa el miedo a lo desconocido de una sociedad (la europea) que hace tan solo 100 años representaba a nueve de cada diez inmigrantes en el mundo y que teme enfrentarse con ese reciente pasado. En conclusión, esos pequeños pero constantes hechos aislados de rechazo al inmigrante, terminan constituyendo un imaginario colectivo que lo único que hace es alimentar un sentimiento de victimización y minusvalía entre los inmigrantes (1).

Desde la anterior perspectiva, la sensación de "ser una víctima", que todos los inmigrantes hemos experimentado en mayor o menor grado, la considero justificada, válida e incluso, inevitable. Sin embargo, es importante que como inmigrantes también reconozcamos que es necesario hacer un esfuerzo adicional al que ya hicimos en dejar lo nuestro, no es un esfuerzo sencillo, pero que creo es la única manera de no condenarnos (aunque muchas veces ya es inevitable) a una mutua exclusión. Quizás desde la sorpresa que le ha causado a esta sociedad de acogida nuestra llegada pueda explicar a que me refiero con ese esfuerzo adicional. La mayoría de los estudios económicos dicen que Europa necesita a los inmigrantes para mantener su estado de bienestar y en países como España debido a su baja tasa de natalidad y la dinámica de su economía -alimentada principalmente por el sector donde se necesita más mano de obra barata: la construcción- necesitan inmigrantes de manera más acusada. La necesidad de los inmigrantes para mantener la calidad de vida es, por lo tanto, un punto en el cual coinciden casi todos los responsables políticos europeos y es el mensaje que se transmite desde los medios de comunicación. Ahora bien, una vez que los inmigrantes llegamos y comenzamos a trabajar, asumimos el rol, casi único, ante la sociedad de trabajador o aportante a la seguridad social. Sin embargo, cuando comenzamos a arraigarnos en esta sociedad comienzan a surgir nuevas necesidades para poder cumplir con esos roles, y pedimos derechos acordes a las obligaciones que tenemos, y es en ese punto donde aparecen los problemas de convivencia: cuando la sociedad de acogida descubre que aunque necesitaba mano de obra, su llegada implicaba la llegada de personas.

Al parecer esta sociedad de acogida está sorprendida con este "añadido" que les ha representado encontrarse personas detrás de la mano de obra y aún están pensando como reaccionar. Nos corresponde a nosotros como "recién llegados", demostrar que el proceso de integración no es algo doloroso, y que por el contrario si las dos partes damos un paso al frente la integración será parte de un proceso natural y no fruto de una operación de alto riesgo cuyo objetivo parece que es implantar una prótesis. No digo que este proceso sea fácil, ni mucho menos sencillo pero desde el rechazo a los inmigrantes y una constante victimización por parte de estos últimos, no hay integración posible.

Ahora bien, ese "paso adelante" que debemos dar los inmigrantes como nuestro aporte a la integración, puede sonar extraño, ilógico e incluso injusto, sin embargo si no somos nosotros los que damos ese paso adelante, la sociedad de acogida no lo hará. Estamos en una sociedad que está sorprendida por la llegada de mano de obra y personas, que no sabe que hacer y nosotros somos coresponsables de facilitar ese primer paso. ¿Si ya nos recorrimos medio mundo, porque no intentar dar un paso adicional para facilitarnos las cosas?. Sobre cuales creo que deben ser esos pasos que debemos dar, por cuestión de espacio considero que es necesario una nueva entrada e incluso espero poder alimentarla con nuevos comentarios.

(1) Para complementar la "sociedad de acogida" se podría hablar que los inmigrantes somos una "incoming society"?

4 comentarios:

Azul... dijo...

Hola Oscar

Soy inmigrante, como tú, hija de españoles, nacida en Venezuela, actualmente viviendo en Córdoba. Estoy de acuerdo contigo en lo que expones, pero me deja pensando eso de que debemos dar un paso para integrarnos... No es mi caso, porque soy rubia de ojos claros, si no abro la boca, ni se me escapa un "hola, chamo", nadie podría saber que no soy de aquí... no pasa lo mismo con otros compatriotas que tienen la piel más tostada y el cabello rizado como el mío, pero no rubio...

Yo no recuerdo JAMÁS que mis padres, cuando vivíamos en Venezuela, contaran que se les señaló cuando llegaron a Venezuela, ni que nadie les acusara de robarles su trabajo. En Venezuela los extranjeros son "musiús" y se les trata con el mismo cariño que a los propios...

Hace poco subí a mi blog un post que llamé "´Día del Inmigrante... o qué sabe nadie", te dejo el link, por si quieres darle una miradita... http://azules.blogspot.com/2007/01/da-del-inmigrante-o-qu-sabe-nadie.html#comments

Te encontré en los premios 20 Blogs 2006, por supuesto, tienes mi voto porque sí, porque me da nota tu espacio, está bien escrito y muy cuidado... No espero reciprocidad, detesto a esa gente que se pasea por los blogs pidiendo votos, te lo doy "de pana", como decimos en mi Tierra =o)

Un besote

Natalia A dijo...

Yo estoy de acuerdo con Azul. Vengo de Argentina (país construido por inmigrantes) y soy inmigrante en Suiza.
Aquí estoy casada con un inmigrante de la segunda generación. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, aquí si naces en esta tierra, te educas aquí, piensas como un suizo, trabajas como un suizo, tienes una vida exitosa, y todo lo que pueda irte de bien, pero tus padres nacieron en otro país... entonces eres inmigrantes, y tus hijos lo serán. Mi marido tiene nacionalidad italiana, pero habla el italiano peor que yo. Él es culturalmente y de mentalidad, un suizo. Sin embargo él no pediría la naturalización. Simplemente porque aquí él es visto siempre como un extranjero. Y aunque se naturalizara (lo cual cuesta carísimo, cerca de 10.000 euros, es decir que no se lo permite cualquiera) seguiría siendo visto como un extranjero "con derecho a votar". Todas las barreras están puestas del lado de los suizos para no llegar nunca a integrarse. El 99% de los amigos de mi marido son segunda generación de italianos, españoles, serbios y otras nacionalidades. Ahora con el ascenso de la UDC (populismo xenófobo de derecha) al consejo federal, las pocas iniciativas de generar integración entre nativos y extranjeros no sólo se volatilizan, sino que se agudizan los conflictos, pues a los chicos en la escuela se les enseña el rencor hacia "el inmigrante, que viene con malas intenciones" (palabras de una maestra delante de mis propios ojos).
Yo me pregunto, cuál paso debemos dar? Todavía más que una generación entera de trabajadores con nuestros brazos, contribuyentes con nuestros impuestos, consumidores, con nuestro dinero, hemos aprendido más de una lengua nacional (cosa que no es cierta para todos los suizos)... Yo no veo qué más se puede hacer, aparte de votar a favor de iniciativas integradoras... ah, sí, pero no tenemos derecho a eso, ¿verdad?

Unknown dijo...

Responder un comentario con una entrada no estoy seguro que tan "educado" sea. Pero en torno a esto los invito a ver la foto que acompaña la siguiente entrada, los cambios que da la vida!:

http://lasmiradasperdidas.blogspot.com/2006/09/las-paradojas-de-la-inmigracin.html

Una pregunta... un nativo puede criticar su país, pero a partir de que punto un inmigrante que este integrado a la sociedad puede criticar al pais de acogida sin el riesgo sentir que lo pueden calificar como un desagradecido con la sociedad que lo acoge??...

Quizas la integración no solo debería incluir el derecho al voto, a la educación y cuestiones sociales, sino también el derecho a la crítica y al cuestionamiento de actitudes de la sociedad con las cuales no se está de acuerdo???

gracias por los commentarios i fins aviat!

omchamat

calorama cavila dijo...

me parecen muy chéveres los comentarios que genera su blog Oscarma, esto definitivamente como que trasciende. felicitaciones! por cierto, cuando viví en Costa Rica sentí cosas parecidas, y aunque siento que fue una gran experiencia, en este momento me siento feliz de andar por aquí en la tierrita de locuaras y contradicciones (cual no)... claro que de pronto luego vuelvo y vuelo (ahora es volamos)... la vida es muy cortica.

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