Este espacio lleva online cerca de un año y medio. Durante estas más de 70 semanas he tratado por disciplina y "responsabilidad" -pero sobretodo por gusto- de escribir una entrada cada semana. De poner en palabras esas ideas que rondan mi cabeza y que por un ataque de egocentrismo pienso que valen la pena ser compartidas con los lectores de este espacio.
A excepción de las semanas en que he tomado vacaciones informáticas -me alejo lo más que puedo de cualquier tecnología que me "conecte" con el mundo-, puedo decir, con cierto orgullo, que tan solo en dos ocasiones me he fallado en este compromiso y en las dos ocasiones no ha sido -por fortuna- por falta de ideas o de ganas de escribir, sino -por desgracia, o mejor, por mala suerte- por esa falta de tiempo crónica en nuestros días. Aunque tengo que reconocer que más que falta de tiempo es debido a una dedicación casi exclusiva a una sola cosa y eso me lleva a una reflexión sobre los tiempos que corren -si otra vez, hablar sobre los tiempos que corren, me disculpo en la frase que oí hace algún tiempo en el sentido que uno solo escribe de sus obsesiones o de sus miedos.
Decimos que vivimos en la sociedad de la información, y ha de ser cierto, pues todo el mundo está sobreinformado, todo el mundo puede tener idea de que es lo que pasa en cualquier parte del mundo y en un par de horas de internet nos sentimos capaces de decir que tenemos una opinión al respecto. Sin embargo, esta sociedad de la información con todos sus instrumentos, y el computador personal con conexión a internet como icono casi de culto, cada vez deja menos espacio para las cosas pequeñas. Pensamos que un computador potente y una buena conexión nos permitirá hacer muchas más cosas en el mismo tiempo. Tratamos de vivir al mismo ritmo que funciona un computador, es decir, con la capacidad, siempre limitada, de hacer diferentes cosas al mismo tiempo: mientras miro el precio de un viaje a Francia, leo las noticias de un periódico de Colombia, consulto el estado de saldo de mi cuenta bancaria, y le pregunto por chat a un familiar que vive en Nueva Zelanda sobre posibles destinos, todo esto mientras termino de realizar un cálculo en excel que me dirá si puedo o no puedo ir a Francia. Todo eso lo puede hacer un computador sin problemas, e incluso con una cierta concentración, no nos equivocaremos en la decisión final. Sin embargo, creo que aunque podamos ser "multitareas" en ciertos momentos, vivir de esa manera nos llevará a no tener tiempo para lo sencillo, para lo cotidiano, para lo vital, para lo que Es, mientras nos concentramos en lo que parece ser. Y la verdad que no entiendo para que queremos hacer tantas cosas si quizás la teoría del gen egoísta sea tan evidente que no queramos verla. Esta teoría plantea que nosotros somos creaciones hechas por nuestros genes para garantizar su supervivencia, es decir, que somos tan solo "contenedores" de cromosomas y no esos seres trascendentes en el tiempo y la historia que soñamos ser.
Sin embargo, al otro extremo de querer hacer muchas cosas, está el concentrarse en una sola, es decir dedicarle diariamente más horas de las que te dedicas a ti mismo a aceitar un sistema diseñado para hacer muchas cosas al mismo tiempo, un sistema diseñado para parecer eficiente y agradable, para que al final, como el aceite viejo de maquinaria que ya no sirve, seas desechado y muy pocas veces reutilizado. Pero si es por tu compromiso personal, por aquello que llaman "la ética del trabajo", no te preocupes, si sales de la máquina ella seguirá funcionando sin ti. No importa el tiempo que le hayas dedicado al funcionamiento de la máquina. Convéncete, no eres irremplazable, puede que tengas algunos privilegios por tu esfuerzo, pero no muchos. Como decía en una entrada anterior pero desde otra perspectiva, la imagen de Charles Chaplin en la película Tiempos Modernos que hace parte del engranaje de la máquina, es la mejor representación de nuestra sociedad.
Bueno, creo que ya va siendo hora de cerrar esta entrada que lo único que quería reflejar, es esa dicotomía en que vivimos. Por un lado queremos ser aceite, engranaje y producto, queremos hacer de todo, pero por otro, si hacemos una sola cosa, al final "esa sola cosa" que queremos hacer, con muchas posibilidades será algo diferente de lo que tu quieres, o incluso de aquello que quieres vivir.
En fin. Espero que esta entrada sirva como disculpa con los visitantes habituales y esporádicos de este espacio por la intermitencia de las últimas semanas en la actualización de este espacio. Espero seguir contando con su compañía...
4 comentarios:
Hacer muchas cosas al tiempo puede llegar a ser hasta mala educación ..
Me temo que después de cierta edad el riesgo es olvidarse de lo esencial por estar tratando de demostrar que somos capaces de hacer multitasking como cualquier PC o teenager ..
Salu2
Oscar creo que es hasta atrevido de mi parte tomar alguna posición respecto a tu post pues si hay alguien que se precia de ser multitasking ese soy yo.
pero es que llevo un tiempo peleando por bajarle el ritmo a ese afán de ser así guiándome por el refrán con el que inicias (El que mucho...).
en fin que a veces el afán de querer hacer tantas cosas al mismo tiempo se termina convirtiendo en un problema pues llega el punto en que lo urgente no te deja ver lo que es importante... terminas procastinando.
un saludo.
Sandel...
¿quizás ese "multitaskismo" propio de teenagers sea sencillamente una prueba de nuestra inmadurez?
Alejandro...
Tambien dicen que "el que mucho abarca, pecho aprieta".. .jejeje
gracias por su compañia!
omch
Cuando estuve leyendo (hace un tiempo) sobre el multitasking de los humanos llegué a la conclusión que las nuevas tecnologías nos permiten hacer muchas cosas que nuestros padres apenas soñaban pero que había algo que se estaba perdiendo en el camino. Es ese detenerse a escuchar (llámese buenos modales) a los demás y a disfrutar de momentos casi en cámara lenta desprovistos de toda clase de artefactos y sin el estrés de obtener resultados. Por supuesto que todavía hay muchos jóvenes maduros que desmienten (no faltaba más) una generalización de este pesimismo. Lejos estoy de afirmar que todo tiempo pasado fue mejor aunque todos lo nuevo no es siempre benéfico para las relaciones entre seres humanos. Salu2
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