En mi reciente viaje a Colombia tuve el privilegio de comprar algunos libros -con los precios que están los libros allí, comprar libros es un lujo- que tenía pendientes: La Voragine, El olvido que seremos... pero en especial iba buscando que desde hace algún tiempo perseguía: La Violencia en Colombia. Un libro desde mi perspectiva no ha hecho más que ratificar la sensación que la puta guerra en que nos encontramos (aunque algunos digan que es una amenaza terrorista), no es una nueva guerra, es la misma guerra, los mismos muertos y los mismos asesinos. Al igual que hace 60 años, los asesinos y los muertos son personas humildes del campo; los instigadores de todo esto, son unos cuantos que se enriquecen desde la comodidad y seguridad que dan las ciudades mientras deciden que se debe hacer con la vida de quienes no ven; al igual que hace 60 años, mientras unos mueren y otros matan, la sociedad da la espalda, y cuando alguien dice que esto ocurre, corre el riesgo de ser condenado al exilio o a la muerte (intelectual o física), como les ocurrió a los autores de ese libro; los desplazados por la violencia son los mismos campesinos de hace 60 años que huían del campo hacia las ciudades en busca de seguridad. Pero quizás hay alguna diferencia que hay respecto a hace 60 años: antes se mataba a machetazos y con armas caseras, hoy contamos con motosierras y armas "made in...". De resto, sigue la misma puta guerra.
En ese libro he encontrado muchas reflexiones que, para vergüenza mía, siguen siendo validas hoy en día. Esas reflexiones las quiero compartir con los lectores de este espacio con una serie de entradas con el mismo nombre del libro de cual se alimentaran. Lo único que busco es compartir nuevas pistas, o mejor, recordar la pista perdida pero marcada desde hace muchas décadas para tratar de sacar el país del abismo en que se encuentra.
Espero que sirva de algo.
omchamat
*** Palabras del ex-presidente de Colombia Alberto Lleras Camargo el viernes 9 de mayo de 1958 ante oficiales y sub-oficiales en el Teatro Patria de Bogotá. (pag. 398)
"Hace tiempo que dije que el país era un convaleciente y que había que tratarlo así, con cuidado, con tacto, procurando no golpearle los nervios, tratando de que no se abran otra vez las heridas, manteniéndolo hasta donde sea posible libre de agitaciones y esfuerzos violentos. esto no es una figura retórica. Es la verdad. Hay en Colombia una crisis social tremenda. Se han perdido las nociones fundamentales de la vida y aún de la más elemental vida social. Hay miseria, cada día mayor, porque no hay seguridad en los campos, porque el consumo baja, porque la producción no encuentra mercados amplios, y porque además no hay dolares para comprar las máquinas, los repuestos, los transportes, los elementos indispensables para mantener la economía, no ya en progreso sino en un ritmo abajo de lo normal. Llevamos casi 10 años de asesinarnos, de combatir sin decisiones últimas, de que mueran soldados suboficiales, oficiales de todas las armas, y millatres de campesinos de todos los partidos y sin partido alguno. Se roba impunemente. Las gentes pierden sus propiedades, su seguridad y sobre todo su esperanza. Nadie cree en nadie. Todos desconfían de todos. El país es muy rico y su economía es intrínsecamente muy fuerte, y por eso todavía hay gentes que prosperan y se enriquecen. Pero se está cavando un abismo tremendo entre los que no tienen amparo y los que negocian y viven amparados. Entre la mayoría de colombianos y la minoría. ¿Cuanto puede durar ese desequilibrio?."
La violencia en Colombia.
Orlando Fals Borda, Monseñor Germán Guzmán, Eduardo Umaña Luna
Editorial Taurus. Bogotá. 2005.
3 comentarios:
Felicitaciones por tu blog que me parece reflexivo y con entradas muy inteligentes y sensibles.
saludos
Álvaro,
Gracias por tus palabras... espero que volver a "verte" por estos lados!
omchamat
El problema de Colombia es que esta siendo gobernado por el narcotrafico, nunca se podra tener paz hasta que todos los carteles seas eliminados.
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