domingo, abril 01, 2007

Mi identidad, mis pertenencias

Identidad: (Del b. lat. identĭtas, -ātis).
2. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
5. f. Mat. Igualdad algebraica que se verifica siempre, cualquiera que sea el valor de sus variables.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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La realidad del mundo en que vivimos se está haciendo cada vez más compleja, con más matices y variaciones del mismo hecho. La cantidad de información -algo diferente al conocimiento- a la que podemos tener acceso es cada vez "más infinita", y eso no significa un mejor entendimiento de la posición del otro. El amalgama que antes nos unificaba y diferenciaba, la religión, se ha ido transformado en la necesidad de saber quienes están contra mi y yo contra quienes (siempre son más de uno). La información no nos ha dado más claridad sobre el "enemigo" sencillamente nos ha creado muchos más. El enemigo está ahí afuera y no sabemos como es.

En Colombia, el deseo de tener una solución inmediata a la complejísima situación del país, nos ha llevado a reducir las opiniones de los otros, es decir anular las categorías que la enriquecen y diferencian de las nuestras, para conservar tan solo con aquellas que nos permiten identificarlas como enemigas. Por el miedo a enfrentarnos a nuestra diversidad hemos eliminado las categorías que nos hace diferentes y quedado con lo que nos hace enemigos. Una simplificación que te convierte en anti-colombiano si criticas las políticas de seguridad de hoy en día, en paramilitar si se hace alguna crítica a los que hacen la oposición, y en guerrillero si la apoyas, e incluso puedes ser ser un estorbo si dices que apoyas parte de los unos y parte de los otros. Si te quedas en el centro, no sirves, me confundes, no puedo saber si eres mi enemigo o mi amigo, no se si abrazarte o dispararte.

Todo lo anterior en Colombia está alimentado por 50 años de guerra y nos han llevado a reducir el pensamiento de los otros a una sola cosa, instalándonos en una actitud parcial, sectaria, intolerante, dominadora y a veces suicida, transformándonos a menudo en personas que matan o en partidarios de los que lo hacen. Nuestra visión del mundo queda por lo tanto sesgada, distorsionada. Los que pertenecen "a la misma comunidad son "los nuestros"; queremos ser solidarios con su destino, pero también podemos ser tiránicos con ellos: si los consideramos "timoratos", los denunciamos, los aterrorizamos, los castigamos por "traidores" y "renegados". En cuanto a los otros, a los que están del otro lado de la línea, jamás intentamos ponernos en su lugar, nos cuidamos mucho de preguntarnos por la posibilidad de que en tal o cual cuestión, no estén completamente equivocados, procuramos que no nos ablanden sus lamentos, sus sufrimientos, las injusticias de que han sido víctimas".*

En este lado del océano y del Mediterráneo (Barcelona), desde donde escribo estas líneas, las cosas no son muy diferentes. En determinadas comunidades autónomas si criticas el sentimiento nacionalista, te conviertes automáticamente en su enemigo, ni siquiera en un contradictor. Si planteas el dialogo con los grupos terroristas, los estás apoyando, si por el contrario apoyas la lucha policial y militar demuestras que eres un "estrecho de miras". Aquí como allí, si no estás conmigo, estás contra mi.

Mientras todo esto ocurre, nos ignoramos mutuamente y complacidos nos miramos el ombligo, el único centro del mundo.

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* Reflexiones y textos a partir de Identidades Asesinas. Amin Maalouf. Madrid, 2007. Ed. Alianza. Pag. 38. En una entrada abordaba este mismo tema desde otra perspectiva. Para los interesados hacer clic aquí.

1 comentario:

Unknown dijo...

Nunca me ha gustado el fútbol. Sin embargo, si he sentido el "júbilo" de que tu equipo meta un gol... el problema es ¿que tan grande es tu equipo?.
Podemos sufrir por el equipo de tu salón de clases, por el de tu colegio, el de tu ciudad, al de tu deparamento, el de tu país... o si, ninguno clasificó a la final, sufrir por el de tu hemisfério, así haya eliminado a todos los anteriores...

¿Es la naturaleza humana buscar siempre una conexión con otros, o es solo nuestra formación? ¿Que pasa cuando la conexión más fácil de identificar es un enemigo común?

Una reflexión al vacío, sufriendo por lo dos equipos... el rojo en tiera azul y azul en tierra roja.

Abrazo!

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